domingo, 26 de abril de 2015

REINADO DE LOS AUSTRIAS (VI Cuadro y Hospital)

Una pintura de la vega del Ebro en la Granja de Imas

Es interesante la comparación del mapa satelital actual (en Google) con otro mapa al óleo probablemente de finales del siglo XVII. Se describe en los archivos como una Vista cartográfica de la vega del río Ebro en la confluencia con el río Salado, entre Alcanadre (La Rioja) y Mendavia (Navarra) y situación de la Granja de Imas (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, PLANOS Y DIBUJOS, ÓLEOS, 35).
La propiedad de Imas aparece con una importancia desmesurada. Esto se logra desplazando los edificios de Imas hacia el oeste, ganándole terreno a Mendavia.
El curso del Ebro aparece transformado. El soto de Imas se ha desplazado hacia el oeste, y se ha rectificado su curso bajo. En este caso, los cascajales en el Ebro podría ser que hicieran ganar terreno a la Rioja modificando el curso real, hasta formarse el entrante actual. La distancia entre la desembocadura de Río Salado y Alcanadre también se ha reducido en la pintura con el fin de dar impresión de un terreno de Imas mucho mayor. Me atrevería a sugerir que este Óleo fue realizado bajo encargo del Monasterio. Legarda aparece con la grafía de Legaria, desplazada en este caso hacia el este; de modo que al pueblo se le come el terreno de Soto junto al Ebro.



Es  importante observar las estacadas al otro lado del Ebro, sobre las que se tratará más adelante. Peña Roja, Peña Casa y Peña Prado son referentes al otro lado del Ebro, fáciles de situar en un mapa actual y amplificado de Google. Sólo es necesario observar que Peña Roja ha sido desplazada junto con Imas hacia el Oeste, aproximándose al núcleo poblacional de  Mendavia.
Los cultivos de cereal, vides y olivos, y unos pocos frutales, parecen estar representados a grandes rasgos en la pintura. En los montes predomina el cereal. Los cultivos de regadío se dan en las cercanías del Odrón, en sus dos ramales,  junto al pueblo y junto a Imas, y en las desembocaduras, tanto del Odrón como del Río Salado.
Se ve representada la caza del conejo o liebre con perro, entre los matorrales bajos de Imas.

Hospital de Mendavia

Los hospitales en Navarra datan de muy antiguo. Los primeros aparecen vinculados a la ruta jacobea. Se trata de sencillos albergues o casas de acogida que sirvieron para el ejercicio de la caridad acogiendo pobres, viudas, peregrinos y huérfanos.
El de Mendavia ya existe en el siglo XVI. Se cita en un testamento: “También murió Francisco de Larrea, testó … al hospital dos sábanas”. Francisco de Larrea había enviudado de Agueda de Argandoña en 1592 y en aquellos años era alguacil. Era común en el testamento incluir donaciones al hospital de la villa y al hospital de Pamplona. En el siglo XVI se había constituido en Pamplona, como fruto de una fusión de antiguas instituciones asistenciales, el denominado Hospital General de Nuestra Señora de la Misericordia.
Sobre el hospital de Mendavia, hay constancia de su vigencia a fines del siglo XVII, pues se pagan 2 robos y medio de trigo a Martín García, de la villa de Lodosa, por una puerta que ha hecho para el hospital de la villa (1690). Un estudio de Núñez de Cepeda describe cincuenta y cinco centros asistenciales, hospitalillos y simples refugios, en diversos núcleos de población navarros del siglo XVIII, entre ellos Mendavia. Se trata en este caso de un hospital reconstruido. En 1746 se gastaron 150 reales en gastos de una bereda para su demolición, escombrado y conducción desde la tejería 6.400 ladrillos y 1.700 tejas para la fábrica de un nuevo hospital.
El hospital lo gobernaban los cabildos eclesiástico y secular. Destinado a los enfermos del pueblo y a personas abandonadas, estuvo sostenido con réditos de algunos censos y la caridad pública; recibió donaciones testamentarias; la existencia de la abadía de Irache en la Granja de Imas, hace suponer el apoyo a esta institución asistencial desde antiguo; la cofradía de la Vera Cruz también tuvo entre sus fines la asistencia a enfermos. Desde el siglo XVIII un sacerdote beneficiado preside el centro asistencial. En 1789, por ejemplo, se conoce que D. Agustín Sagredo, Presbítero Beneficiado de la Parroquia, es a su vez el Administrador del Hospital, incluidas las rentas de las piezas (terrenos agrícolas) que son propiedad del Hospital. Se sabe que desde el siglo XVIII el Hospital tenía tierras en propiedad que ponía a renta. Con los gobiernos liberales las tierras del hospital fueron vendidas en subasta pública, según se verá más adelante.
Existía el cargo de hospitalero, que cumplió un importante función en las situaciones de epidemias. Ellos se  encargaban de llevar los enfermos al Hospital, y aún de trasladarlos al cementerio. Desde 1840 a 1856 se reseñan como hospitaleros: Pedro Sádaba, Lucas Sádaba,  Aniceto Cenzano,  Beremundo García y Manuel Quijera. A los tres primeros consta que se les pagaba en especie.
Tras las guerras contra los franceses, una ley de 1821 regula la creación de Juntas de beneficencia para el sostenimiento de los hospitales rurales. Al promediar el siglo XIX según el Diccionario de Pascual Madoz los hospitalillos o albergues en Navarra son trece. De todos ellos, sólo poseían categoría de verdaderos hospitales, descontados los de Pamplona, Tafalla, Tudela y Estella, los de las localidades de Viana, Olite, Puente la Reina, Mendavia, Los Arcos, Villafranca, Lumbier, Cascante y Corella.


El hospital municipal de Mendavia, despojado de sus propiedades agrarias, es aún beneficiado con mandas testamentarias en 1896 y 1897. Al poco tiempo, ya al parecer insostenible, es privatizado. Mediante una fundación testamentaria se constituye “un hospital que sirva de asilo a los pobres en su enfermedad y vejez”. Se puso en manos de las Hermanas de Santa Ana, quienes dirigieron el hospital-colegio de Nuestra Señora de los Dolores, bajo el patronato de la iglesia local.

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