domingo, 18 de octubre de 2015

LAS PECHAS DE MENDAVIA AL CONDADO DE LERÍN

Las pechas como asunto social

La iglesia y la nobleza poseían más de la mitad de las tierras, y el trabajo agrícola era su principal fuente de ingreso. Los señores laicos (y también los abades) intentaban mejorar sus ingresos.  Los vasallos normalmente cultivaban  las  tierras del  titular del dominio en régimen de arrendamiento, a largo o corto plazo, con rentas elevadas y revisables. Algunas de estas tierras pertenecían a los labriegos y no al noble, pero dependían del noble que les obligaba a usar sus molinos o trujales monólicos.
Por lo general, las rentas las recibían los nobles en especie  hasta  bien entrado el  siglo XIX. Ellos comerciaban  el  grano  fuera de su señorío o lo vendían a sus propios vasallos. Del trigo que se vendían en los señoríos navarros, aproximadamente el 90%  procedía de los propios graneros territoriales. En algunos lugares la pecha era ‘tasada’, es decir, tenía carácter concejil y el concejo de labradores debía pagarla al señor del lugar. Mendavia debía efectuar este tipo de pagos. Varias casas, desde el siglo XVI,  intentaron estar exentas alegando hidalguía pero finalmente la Corte Mayor de Pamplona  le dio la razón a los señores.
El pago de la pecha, además del componente económico, llevaba un componente social. Ser ‘pechero’ era ser inferior; recibir pechas era ser superior en la jerarquía social. El  conflicto  se presentaba entre labradores pecheros  y  señores. Un punto de debate jurídico, en la lucha por los derechos sociales de los pecheros, fue acerca de si el pago los debían hacer  por su condición personal de pecheros o por la renta  de  las  tierras.  En este debate se dio el cambio de nombre de pecha a censo, que nada cambió en lo económico.
En 1766 fray José de Beriáin, en su obra Pechas de Navarra, escribió: “Muchos pobres, por necesidad permiten que se  les dé ese  título de pecha a  la deuda que no es de esa calidad. Y  los que abrogan  lo hacen por  librarse con ese  título de  la paga de cuarteles y alcabalas [...] ¡O cuántos abusos habrá como éste! ¡Cuántos  títulos de pecha  intrusos como éste! Y así no sería malo examinarlos todos; y  los que se hallare no  tener legítimos títulos, borrarlos sin que les favorezca la confesión de  los que  las pagan, porque en esto puede haber o mucha maula, o mucha ignorancia, o mucha violencia, y esta es materia odiosísima”. No se atreve a combatir las pechas, fundamento económico del sistema señorial, pero cuestiona las trampas, la ignorancia y la violencia que las sostienen. Hay que esperar hasta 1848 para que se ponga claridad en el asunto, asociando las pechas al sistema feudal servil, y postulando así su abolición a partir de la aprobación de la ley de 1837.

Breve apunte: organización del condado de Lerín

La  estructura organizativa del condado de Lerín era compleja. El duque (o duquesa) de Alba  tenía un tesorero y varios contadores para la recaudación de pechas de los pueblos y palacios bajo su señorío, y para el cobro de las rentas de salinas y molinos. El Duque, como el resto de los señores, generalmente residía en una ciudad, alejado de sus súbditos. Mediante la aplicación de la justicia señorial mantenía el control sobre la población.
De algunos tesoreros de Lerín se conoce su nombre y otras funciones: Baltasar de Lezáun (1701); José de Mañeru (1718); Martín de Corroza, Alcalde Mayor de la villa de Lerín y Tesorero del Sr. Duque de Alba (1737); Manuel Ortigosa (1782); Manuel Urra, Tesorero y Administrador del Sr. Duque de Alba (1792).

Los condes de Lerín (y duques de Alba, entre otros títulos), en el siglo XVIII fueron:
9º Conde de Lerín: Antonio III Alvarez de Toledo y Velasco, hasta 1701.
10º Conde de Lerín: Antonio IV Martín Alvarez de Toledo y Guzmán-Dávila, hasta 1711.
11º Conde de Lerín: Francisco Alvarez de Toledo y Silva, hasta 1739.
12ª Condesa de Lerín: María-Teresa Alvarez de Toledo y Haro, hasta 1755.
13º Conde de Lerín: Fernando IV de Silva y Alvarez de Toledo, hasta 1776.
14ª Condesa de Lerín: María del Pilar Teresa Cayetana de Silva-Alvarez de Toledo y Silva Bazán, hasta 1802.

Las pechas de Mendavia al Condado de Lerín

La relación de sometimiento de los pueblos se expresa con claridad cuando el alcalde de Mendavia, Pedro Carasa, va a Lerín a felicitar el nombramiento de Baltasar de Lezáun, nuevo tesorero del también nuevo 10º Conde de Lerín – Duque de Alba, Antonio IV  (1701).
Cada año se entregan en el palacio de Lerín 500 robos de trigo y 500 de cebada. Se pagan además entre 250 y 500 reales por llevar el grano. Todo sale de los graneros de la villa de Mendavia que dispone de un tesorero depositario para administrar el grano. Si no alcanza la cosecha de cebada se puede completar con trigo; a veces compran trigo fuera del pueblo; o lo piden prestado (en 1823 al Arcediano de Santa Gema); en ocasiones sale muy sucio y tienen que cernirlo antes de entregarlo, con un gasto adicional; o, en casos de malas cosechas o guerras, se dejan deudas pendientes para próximos años.
Pero no todo se realiza en “sana paz”. La presión señorial va en aumento y los pueblos se van organizando en su resistencia. En 1709 el Tesorero no quiere recibir un trigo “por ser mojado”. En 1721 y 1725 les exige unos robos de más por ser de mala calidad (por la “esmerma”); y en 1722 el Tesorero de Lerín les hace limpiar el grano y medirlo de nuevo. En 1712 deben justificar que el Rey obligó a que llevaran el grano al Recibidor de Estella. En 1716 le entregan al rey 4.500 reales de lo que se pagaba al Duque, más 500 robos de trigo en Estella. Para el Duque quedan los 500 de cebada.
El pago por portes se detalla en un par de ejemplos. En 1758: 338 reales para llevar las cargas a Lerín a razón de 7 cuartillos por carga y desde Lodosa a real y medio por carga, en esta cantidad se incluye la ocupación del medidor y los levantadores del robo. En 1796: 448 reales, 20 mrs. gastados en llevar las cargas a Lerín, a 2 reales y medio de plata fuertes por cada carga de 6 robos de trigo y de 7 la cebada. Se incluye el trabajo de los medidores.
El tesorero tiene el “gesto” de entregar poco más de 50 reales (generalmente en torno al 15% de los portes) en concepto de “merienda de conducir las cargas”. Si no se llevan las cargas a Lerín (como sucedió los años 1712, 1793 y 1794) tampoco hay meriendas. Para abaratar estos portes, al menos a partir de 1704 se sabe de vecinos de Lodosa y Sesma a quienes la villa arrienda tierras en los términos de La Yasa y La Lomba, ajustando en su contrato el compromiso de entregar el grano en Lerín.

Los problemas de la villa con Lerín, se replican en Mendavia con los vecinos pobres del pueblo. En 1733 un vecino es llevado a la Audiencia porque no había entregado todo el trigo que debía en diezmos; él intentó justificarse diciendo que los ocho robos que faltaban salieron de “neguilla, azelga (malas semillas) y tierra”.