domingo, 26 de abril de 2015

REINADO DE LOS AUSTRIAS (VI Cuadro y Hospital)

Una pintura de la vega del Ebro en la Granja de Imas

Es interesante la comparación del mapa satelital actual (en Google) con otro mapa al óleo probablemente de finales del siglo XVII. Se describe en los archivos como una Vista cartográfica de la vega del río Ebro en la confluencia con el río Salado, entre Alcanadre (La Rioja) y Mendavia (Navarra) y situación de la Granja de Imas (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, PLANOS Y DIBUJOS, ÓLEOS, 35).
La propiedad de Imas aparece con una importancia desmesurada. Esto se logra desplazando los edificios de Imas hacia el oeste, ganándole terreno a Mendavia.
El curso del Ebro aparece transformado. El soto de Imas se ha desplazado hacia el oeste, y se ha rectificado su curso bajo. En este caso, los cascajales en el Ebro podría ser que hicieran ganar terreno a la Rioja modificando el curso real, hasta formarse el entrante actual. La distancia entre la desembocadura de Río Salado y Alcanadre también se ha reducido en la pintura con el fin de dar impresión de un terreno de Imas mucho mayor. Me atrevería a sugerir que este Óleo fue realizado bajo encargo del Monasterio. Legarda aparece con la grafía de Legaria, desplazada en este caso hacia el este; de modo que al pueblo se le come el terreno de Soto junto al Ebro.



Es  importante observar las estacadas al otro lado del Ebro, sobre las que se tratará más adelante. Peña Roja, Peña Casa y Peña Prado son referentes al otro lado del Ebro, fáciles de situar en un mapa actual y amplificado de Google. Sólo es necesario observar que Peña Roja ha sido desplazada junto con Imas hacia el Oeste, aproximándose al núcleo poblacional de  Mendavia.
Los cultivos de cereal, vides y olivos, y unos pocos frutales, parecen estar representados a grandes rasgos en la pintura. En los montes predomina el cereal. Los cultivos de regadío se dan en las cercanías del Odrón, en sus dos ramales,  junto al pueblo y junto a Imas, y en las desembocaduras, tanto del Odrón como del Río Salado.
Se ve representada la caza del conejo o liebre con perro, entre los matorrales bajos de Imas.

Hospital de Mendavia

Los hospitales en Navarra datan de muy antiguo. Los primeros aparecen vinculados a la ruta jacobea. Se trata de sencillos albergues o casas de acogida que sirvieron para el ejercicio de la caridad acogiendo pobres, viudas, peregrinos y huérfanos.
El de Mendavia ya existe en el siglo XVI. Se cita en un testamento: “También murió Francisco de Larrea, testó … al hospital dos sábanas”. Francisco de Larrea había enviudado de Agueda de Argandoña en 1592 y en aquellos años era alguacil. Era común en el testamento incluir donaciones al hospital de la villa y al hospital de Pamplona. En el siglo XVI se había constituido en Pamplona, como fruto de una fusión de antiguas instituciones asistenciales, el denominado Hospital General de Nuestra Señora de la Misericordia.
Sobre el hospital de Mendavia, hay constancia de su vigencia a fines del siglo XVII, pues se pagan 2 robos y medio de trigo a Martín García, de la villa de Lodosa, por una puerta que ha hecho para el hospital de la villa (1690). Un estudio de Núñez de Cepeda describe cincuenta y cinco centros asistenciales, hospitalillos y simples refugios, en diversos núcleos de población navarros del siglo XVIII, entre ellos Mendavia. Se trata en este caso de un hospital reconstruido. En 1746 se gastaron 150 reales en gastos de una bereda para su demolición, escombrado y conducción desde la tejería 6.400 ladrillos y 1.700 tejas para la fábrica de un nuevo hospital.
El hospital lo gobernaban los cabildos eclesiástico y secular. Destinado a los enfermos del pueblo y a personas abandonadas, estuvo sostenido con réditos de algunos censos y la caridad pública; recibió donaciones testamentarias; la existencia de la abadía de Irache en la Granja de Imas, hace suponer el apoyo a esta institución asistencial desde antiguo; la cofradía de la Vera Cruz también tuvo entre sus fines la asistencia a enfermos. Desde el siglo XVIII un sacerdote beneficiado preside el centro asistencial. En 1789, por ejemplo, se conoce que D. Agustín Sagredo, Presbítero Beneficiado de la Parroquia, es a su vez el Administrador del Hospital, incluidas las rentas de las piezas (terrenos agrícolas) que son propiedad del Hospital. Se sabe que desde el siglo XVIII el Hospital tenía tierras en propiedad que ponía a renta. Con los gobiernos liberales las tierras del hospital fueron vendidas en subasta pública, según se verá más adelante.
Existía el cargo de hospitalero, que cumplió un importante función en las situaciones de epidemias. Ellos se  encargaban de llevar los enfermos al Hospital, y aún de trasladarlos al cementerio. Desde 1840 a 1856 se reseñan como hospitaleros: Pedro Sádaba, Lucas Sádaba,  Aniceto Cenzano,  Beremundo García y Manuel Quijera. A los tres primeros consta que se les pagaba en especie.
Tras las guerras contra los franceses, una ley de 1821 regula la creación de Juntas de beneficencia para el sostenimiento de los hospitales rurales. Al promediar el siglo XIX según el Diccionario de Pascual Madoz los hospitalillos o albergues en Navarra son trece. De todos ellos, sólo poseían categoría de verdaderos hospitales, descontados los de Pamplona, Tafalla, Tudela y Estella, los de las localidades de Viana, Olite, Puente la Reina, Mendavia, Los Arcos, Villafranca, Lumbier, Cascante y Corella.


El hospital municipal de Mendavia, despojado de sus propiedades agrarias, es aún beneficiado con mandas testamentarias en 1896 y 1897. Al poco tiempo, ya al parecer insostenible, es privatizado. Mediante una fundación testamentaria se constituye “un hospital que sirva de asilo a los pobres en su enfermedad y vejez”. Se puso en manos de las Hermanas de Santa Ana, quienes dirigieron el hospital-colegio de Nuestra Señora de los Dolores, bajo el patronato de la iglesia local.

viernes, 17 de abril de 2015

REINADO DE LOS AUSTRIAS (V - Templos)

Templos: San Andrés, Legarda, San Juan Bautista y otros

En páginas anteriores se han ido mencionado diversas edificaciones para uso religioso de las que hay constancia en Mendavia desde el siglo X. Se presenta aquí un recuento de ellas hacia el siglo XVI.

Decanía de Imas

El monasterio de Irache acató la autoridad del obispo de Pamplona en el siglo XII. La reforma eclesiástica del s. XVI surtió efectos también entre las instituciones monásticas. Irache fue afiliado a la Congregación benedictina de San Benito de Valladolid (1522). Esta congregación revitalizó la vida monástica y, de acuerdo con las disposiciones del Concilio de Trento, superó los vicios arrastrados de siglos anteriores. Los abades de Irache pasaron a ser de elección cuatrienal y desde 1652 se escogían sólo entre monjes navarros. No lograron devolver a las abadías todo su pasado esplendor, pues sus numerosas rentas iban decreciendo. Sin embargo, los abades mantenían el prestigio y el poder político que les daba ser miembros del brazo eclesiástico de las Cortes del reino. La Granja de Imas, en término de Mendavia, contaba también con monjes dependientes de la abadía de Irache. La jurisdicción civil y criminal correspondió al abad de Irache, quien nombraba para eso un alcalde. En el diccionario de 1802 se dice que «no tiene más habitantes que los criados de labranza», por ser propiedad todo del monasterio. En las edificaciones del monasterio se se incluía una capilla dedicada a San Martín. Un nichal albergó una imagen de la Virgen del Pilar. Además de edificación religiosa, la Granja siguió siendo un centro agrícola  de producción de trigo y cebada, y en menor grado de vino y aceite. Recibía una parte de los impuestos de los labradores de Mendavia.

Nuestra Señora de Legarda

Como primera reseña histórica encontramos la referencia a Legarda cuando el Rey, Don García de Navarra, dona a la Ermita, en el año 947, los diezmos y primicias del lugar de San Martín. Su iglesia fue donada por Sancho el Sabio de Navarra a la de Santo Domingo de la Calzada en 1067. Illa Gardia es una de las formas de grafía medieval, con la que aparece en este documento de donación. En el siglo XI, junto con Imas, fue anexionada a Irache, siendo abad San Veremundo.
El edificio de la ermita muestra una cronología desde el s. XIII al XVIII. Se observan aún los gruesos contrafuertes exteriores y su portada. Ésta es de estilo gótico pero conserva una estructura propia de finales del siglo XII. Las arquivoltas de la imagen se han decorado con motivos sogueados, lineas en zig-zag, y unas pequeñas figuras humanas de canon estilizado. En la parte inferior de ellas se han realizado unas figuras humanas sedentes que se hallan bastante deterioradas por desgaste o erosión, y el guardapolvos presenta una decoración de puntas de diamante. Se aprecia parte de las esculturas del tímpano. Sobre la portada se abre un ojo de buey. Junto a la fachada y sobre un edificio adosado a la ermita, se levanta la torre del campanario. Una talla (gótica) de la Virgen del s. XIII muestra a la Virgen sentada con el Niño en su regazo. La capilla hornacina en el lado de la epístola conserva una reja del s. XIII.
En torno a la advocación de Nuestra Señora de Legarda se relata la siguiente leyenda: "Corría el año 1468 estando cautivo en Argel Tomás Ramírez, de Lodosa, pedía a la Virgen de Legarda su liberación rezándole todos los días. El moro Zualí que lo tenía preso, lo ató con cadenas y encerrándolo en un arca se puso sobre ella. Las oraciones de Tomás a la Virgen hicieron, que en una sola noche, el arca que encerraba al preso, junto con el moro subiese mar y Ebro arriba hasta llegar a la ermita de Legarda. Al descender el moro del arca, las campanas se pusieron a tocar solas y los pueblos de Lodosa, Mues y Mendavia, avisados por su son, llegaron a la ermita a recibir al preso. Ante el hecho tan prodigioso, Tomás quedó libre y Zualí arrepentido se bautizó. Los tres pueblos hicieron promesa de acudir en peregrinación a Legarda, mientras el mundo sea mundo, el segundo día de Pascua de Pentecostés, que fue cuando acurrió este milagroso acontecimiento".
La ermita se usó como lugar de refugio en el que la justicia no podía entrar. En 1730 Basilio Remírez hirió de una puñalada y causó la muerte a Fermín Martínez, ambos naturales de Mendavia. Basilio se refugió en la ermita. Se gastaron 5 robos de trigo para los que estuvieron de guardia, hasta que se entregó.
Nuestra Señora de Legarda, además de referirse a la ermita, denotaba el monastariolo anejo a ella. Se hallaba situado a los 1° 28' 35" y 42° 26' 39", a 2 km al sur del centro poblado de  Mendavia, en una llanura junto al canal de Río Nuevo con sus brazales Largo y de la Madre, en la desembocadura al río Ebro. Legarda contó con un prior, mientras mantuvo su organización de monasteriolo subordinado al monasterio de Irache. A partir del siglo XIX pasó a ser gobernada por medio del alcalde de Mendavia, quien ejercía la jurisdicción civil.

Parroquia de San Andrés

Se conoce una Iglesia de San Andrés donada por Fortuño de Lavión en 1090 a la Catedral de Pamplona, durante el Reinado de Sancho Ramírez. Podría tratarse, aunque no parece probable, de la misma situada en Mendavia (¿y tal vez de esa época las pechas al arcediano de Santa Gemma?).
Lo cierto es que la parroquia San Andrés existió con anterioridad a la de San Juan Bautista. Desde el siglo XIII al menos la parroquia de San Andrés tenía la capellanía de Mende la Vieja. Es nombrada incluso como basílica. A ella le correspondían tierras, de las que recibía algunas rentas, que iban a parar al monasterio de Irache.
En el siglo XIV, dada la fuerte crisis económica y social, el abad y el convento de Irache acceden a las quejas y peticiones de los respectivos labradores o collazos, procediendo a reajustar las prestaciones y rentas señoriales que debieran pagar en sus dominios. San Andrés, por ejemplo, es ajustado a 10 cahíces.
Mendavia se constituyó como villa agrupándose, en contextos de guerras permanentes, cerca de la fortaleza, y en torno  a las iglesias de San Juan Bautista y de San Andrés, en lo que se llamó La Villa. Algo quedaba poblado en el Calvario, de la antigua Menda la Vieja.
Mende la Vieja conservó las pechas al abad de Irache.  En el siglo XVII estas rentas se recaudaban desde el Ayuntamiento por medio del cobrador del libro de Mende la Vieja, que recogía el nombre de los renteros y lo que cada uno pagaba. Se recogían 62 robos, que se entregaban al monasterio.
En 1652 el señor Obispo ordena que el vicario o el beneficiado más antiguo, se encargue de reparar la Basílica de San Andrés que se halla con suma indecencia, sin retejar y por algunas partes desmoronada, de suerte que amenaza ruina, y en el altar ni hay manteles.  Don Diego de Sada y Laguardia, Obispo en 1661, advierte que si no puede arreglarse por llevarse las primicias Irache, debe por lo menos adecentarse, pues permanece en la villa una capellanía de Miguel de Oñate (Beneficiado y Mayordomo de la Parroquia en 1612). A pesar de estas admoniciones, la iglesia de San Andrés terminó en ruinas. Como toda iglesia del tiempo, fungió como cementerio de Mendavia con anterioridad al de la parroquia de San Juan Bautista.
En el año 1730 se afirma que la Iglesia de San Andrés “sólo sirve para granero”; quedan las paredes con un Cristo en un nicho. En 1759 se hacen en ella algunas obras pero se le asigna la responsabilidad de su arreglo final al abad de Irache que no parece estar muy dispuesto a hacerlo. Se pide que si no las hace se le quiten las rentas de Mende la Vieja y el vicario parroquial se encargue de los adecentamientos.
Las excavaciones de finales del siglo XX y la construcción de casas en la parte alta del pueblo, deajron al descubierto numerosas tumbas de losas de piedra. Pertenecían al cementerio de la desaparecida iglesia de San Andrés.
La fiesta de San Andrés (24 de noviembre) era señalada en el pueblo. La panadería, pescamercería y tienda de fruta seca hacían los pagos anuales de renta por San Andrés.

San Juan Bautista

La Parroquia de San Juan Bautista de Mendavia es una antigua construcción del siglo XIII, en la zona del castillo, que debió plantearse en un estilo románico tardío con elementos protogóticos. Sufrió numerosas remodelaciones que la hicieron partícipe de diferentes estilos desde gótico-renacentista hasta neoclásico. Fue remodelada parcialmente en el siglo XVI en estilo gótico-renacentista, afectando la reforma principalmente a las cubiertas. En el siglo XVII se labraron la sacristía y las dos portadas.
De la primitiva construcción quedan las estructuras fundamentales de la iglesia con sus muros, las tres naves con tres tramos, cuadrada la del centro y rectangulares las de los extremos, la cabecera pentagonal y un coro alto a los pies sobre un arco rebajado. También son del siglo XIII las triples columnas adosadas a los frentes de los pilares hacia la nave mayor y los robustos arcos que van articulando los tramos de las naves laterales.
Entre los ornamentos, se conserva una capa pluvial roja que lleva un medallón de la Virgen con el Niño del siglo XVI. En el Museo Diocesano de Pamplona se conserva un Nacimiento de madera en su color natural, del segundo tercio del siglo XVI.
En el tránsito a la sacristía se encuentra un gran armario empotrado con puertas de madera que ostentan una rica decoración barroca de hacia 1700. La sacristía está presidida por un pequeño retablo de Cristo Crucificado formado con elementos de diversa procedencia y épocas. Los espejos barrocos de la sacristía son del siglo XVIII. La cajonería rococó es de finales del XVIII y aprovecha algunos elementos del siglo XVII con decoración manierista.
En otro tiempo, la parroquia contó con interesantes piezas de orfebrería, pero en la actualidad se puede citar solamente un sencillo copón de plata de la segunda mitad del siglo XVIII.

El retablo mayor

Preside el templo un retablo mayor de gran tamaño que hay que considerar una de las obras más interesantes del primer Renacimiento en Navarra dentro del campo de la escultura. Aunque tradicionalmente se atribuía al escultor vianés Francisco de Icic, la crítica reciente lo adjudica a los maestros Francisco Jiménez, maese Metelín y maese Jacques Tomás. Tiene este retablo una traza de acusada verticalidad y estructura decreciente en altura para adaptarse al ábside. Consta de un alto pedestal y tres cuerpos con tres calles más cuatro entrecalles, rematando el conjunto un ático rectangular enmarcado por entrecalles que culminan en frontones curvos. Como soportes se utilizan algunas columnas abalaustradas y pilastras con los fustes cajeados repletos de ornamentación «a candelieri», entre los cuales se disponen ménsulas y doseletes ricamente decorados para albergar esculturas u hornacinas aveneradas que cobijan figuras en relieve.
Al primer cuerpo corresponden las tallas de un profeta, Daniel, el relieve de la Visitación -en la imagen-, la talla de San Marcos, la puerta del sagrario entre relieves de ángeles con símbolos de la Pasión, la talla de San Lucas, el Nacimiento de la Virgen y otros dos bultos de profetas. El friso de este primer cuerpo reproduce, por su parte, relieves con escenas marinas con centauros, tritones, luchas y arpías. Encima monta el cuerpo segundo cuyo banco representa cabezas de querubines y sobre ellas alternan los bultos y relieves de un apóstol, Santa Clara, el Bautismo de Cristo, San Pedro, San Juan Bautista predicando, San Pablo, San Juan Bautista ante Herodes, San Francisco de Asís y otra santa. A continuación se desarrolla sobre el banco con querubines del cuerpo siguiente dos apóstoles, la Decapitación del Bautista, otro apóstol, la Coronación de la Virgen, San Esteban, el Banquete de Herodes y otros dos apóstoles. Culmina el retablo el grupo escultórico del Calvario coronado por el busto de Dios Padre bendiciendo y a ambos lados un apóstol y un santo.
Estilísticamente se trata de una obra compleja en su estructura acumulativa y de calidad desigual cuyas diferencias confirman la participación en ella de varios autores relacionados con el círculo riojano, que mezclan algunos rasgos todavía flamenquizantes con caracteres propios del expresivismo de Forment. Destaca el sentido narrativo y el detallismo con que están plasmadas las escenas, ropajes, plegados y rostros, algunos de ellos con facciones toscas. Las composiciones con varias figuras son por lo general estáticas y las proporciones estilizadas.
(http://www.unav.es/arte/cmn/estella/estella2/lam8.html)

Ampliación y regulación acerca del cementerio

En el siglo XVII el entorno del cementerio de la iglesia San Juan Bautista servía a los vecinos como explanada para diferentes labores. Varios mandatos episcopales prohibieron cualquier actividad: Que en el pórtico de la iglesia de la parte del cementerio, en los inviernos, las mujeres y otras personas acuden a él y aderezan linos y otras cosas que no son decentes. Se ordena y manda que de aquí en adelante, so pena de excomunión, ninguna persona se ponga en dicha puerta, ni en invierno ni en verano, bajo pena de un real, aplicado para la luminaria del Santísimo (1652). Que el carnario donde están los huesos, que está con mucha indecencia, se haga a espaldas de la sacristía, y el cementerio, se alargue y corra la pared del corral de Domingo Lodosa, para que dicho fosario quede dentro del cementerio (1657).

Otros templos y cementerios

Tomás López Sellés reseña dos ermitas que existieron en Mendavia, además de la de Legarda:
a) Nuestra Señora de Beraza, a unos dos kilómetros al norte. Se conservan algunos restos. La ermita fue transformada en corral ovino. Se ha llamado el corral de Beraza.
b) San Bartolomé. Es probable que existiera en lo que después se conoció como el corral de San Bartolomé, en dirección a Sesma. Actualmete no hay vestigios de edificio religioso.
Debe agregarse el probable monasteriolo de San Martín en la villa Barbarana (sita en Mendavia, anota la carta de San Millán citada anteriormente). De acuerdo a las investigaciones sobre la Calzada romana al otro lado del Ebro, parecen convenir los entendidos en situar las ruinas de Barbarana (intersección de dos vías romanas) entre Agoncillo y el Ebro. Por razones topográficas y fonéticas sitúan Barbarana en la finca del monasterio de San Martín de Berberana que existía el año 947, en el lugar en que hoy se encuentra la ermita del mismo nombre. El punto situado al otro lado del Ebro, entre Arrugal y la Ermita de Nuestra Señora de Legarda correspondería con el monasteriolo citado en las Cartas de San Millán.
El núcleo de Barbarana estaría un poco más al Noroeste. De ella quedan en la Dehesa, en campo de 100 metros de largo, algunos insignificantes fragmentos de barro romano, que hacen imaginarla sólo como un puesto de relevo de las postas y descanso nocturno de los viajeros.
A San Martín se dedica, además, una capilla de la Granja de Imas. Podría ser incluso que el monasteriolo de Legarda estuviera emparentado, por su cercanía, con este de San Martín, de donde tomaría la devoción al Santo, llevado luego a Imas.
Además de los cementerios de San Andrés y San Juan, y los cementerios monásticos de Imas y Legarda, en las cercanías de la plaza, entre la calle Carnicerías y la de la Virgen, hubo otro cementerio que se refleja en una fundación de 1637, y que probablemente correspondió a los pocos judíos de la población. El caserío de Villamezquina tenía su propio cementerio.

Mapa de Ruina de Barbarana y San Martín de Berberana,
en las cercanías de Agoncillo y Arrúbal




viernes, 10 de abril de 2015

REINADO DE LOS AUSTRIAS (IV - economía)

Viñas

En la Baja Edad Media (s. XIII al XV), el cultivo de la vid en Navarra abarca de los valles pirenaicos a la ribera del Ebro, aunque la producción no es elevada, debido a la escasa densidad de población en el medio rural. Muchas aldeas y lugares elaboran vino sólo para su propio consumo. Otros lo venden como granjería principal. Los monasterios, sobre todo Irache, fueron centros viticultores y auténticas escuelas de agricultura.
En el siglo XVII se acusa el problema de los excedentes, decretándose leyes que prohibían plantar viñas en Navarra porque iban en detrimento del espacio agrícola dedicado al cereal, provocando que se encareciese el pan. La tradición cuenta que con el vino que sobraba se amasó cemento para construir catedrales.
El Ayuntamiento protegía a los pueblos del norte, cerrando el paso al vino de la Ribera, de mucha mejor calidad. La producción de vino estaba atomizada en bodegas de los propios viticultores, que recogían la uva de sus viñas y la elaboraban particularmente en la bodega de su casa. Eran los cosecheros. El vino se consumía en los hogares y, sobre todo, en tabernas, ventas y posadas.
Salvando las viñas de Legarda e Imas, pertenecientes al Monasterio de Irache, las primeras piezas mencionadas dedicadas al cultivo de la viña en Mendavia corresponden al siglo XVI.
Aparecen en el Libro de Capellanías del archivo parroquial.

Propietario original de la viña y fundador de la capellanía
Término  e información sobre la viña
Año
Sebastián Fernández
Mata la Mora
1564
Joan de San Miguel
Carre la Rueda, 40 robadas
1566
María Berthol
Carre la Rueda, La Larga, 5 robadas
Tras el Castillo, 2,5 robadas
1584
-
Río Hondo, 23 robadas, tierra blanca
1576
-
Las Rozas, en Carra Logroño
Camino a Arrubal
La Fuente
-
Joan Quadrado
Mende la Vieja: la Recueja, junto al palomar de Miguel Quadrado, Sendero de la Fuente, Carra Legarda, Río Hondo y Carra Logroño.
60 robadas todas las viñas
1592
Petri de Osses
El Prado, Mata la Mora, La Serna, Carra la Orza, junto a la Casa de Ntra. Sra. de Legarda y en Las Tamarices
1607
Francisco Remírez
Tras el Castillo, La Recueja, Carre San Felices, Camino tras San Pedro y Carra Logroño
1613
Fausto Liñán
El Arenal llamado de los Sesmeros, Bazán en el Camino de San Pedro, El Junco de Carra la Rueda y La Fuente.
1673
-
Carra la Rueda, la del Olivo
1682
-
Belzuz, 11 robadas
1718
-
Carracuesta
1799

Los términos mencionados en las que se sitúan las más antiguas son Mata la Mora, Carre la Rueda, Río Hondo, Tras el Castillo, Las Rozas (carre Logroño), Camino a Arrubal, El Prado, La Fuente y Mende La Vieja. Los indicios apuntan  a que predominana de viñas de regadío, en zonas cercanas al Río Mayor o sus derivaciones (brazales). Los primitivos propietarios son Joan de San Miguel, Pedro de Lodosa, Sebastián Fernández, María Berthol, Francisco Larrea y Joan Quadrado.
En el siglo XVII se mencionan como cosecheros Petri de Osses, Francisco Remírez y Fausto Liñán. Se vuelven a mencionar los lugares de Mata la Mora, Carre la Rueda, El Prado y La Fuente. Se agregan viñas en La Pasada, La Serna, Carre la Orza, al linte de la Casa de Ntra. Sra. de Legarda, Las Tamarices, La Recueja, El Arenal de los Sesmeros y El Camino de San Pedro.
Parece ser que aún se plantan muy pocas viñas en las zonas más altas del pueblo, en lo se conoce actualmente como secano. Como en otras regiones de España, predomina el cultivo de viñas para uso particular de los cosecheros, cercanas a la población.

Primeros olivos

Navarra era una zona más bien pobre en olivos, por lo que necesitaba importar el aceite especialmente desde el reino de Aragón. La gran expansión de los molinos de  aceite no llegaría a Navarra –a la par que en el resto de la Península Ibérica– hasta los siglos XVII y XVIII. A partir de entonces encontramos muchos ejemplos de trujales repartidos por toda la Zona Media y Ribera de Navarra. Prácticamente todas las casas de los agricultores que se dedicaban al cultivo de olivos disponían de un molino de aceite. Allí procesaban sus propias cosechas, pero también las ajenas a cambio de un canon que se conocía con el nombre de “maquila”.
La primera mención de olivos en Mendavia la tenemos en el siglo XVI. Dice un testamento de 1591: “Ordeno y mando y dejo a María Quadrado, mujer de Miguel Martínez, escribano Real, la huerta del olivo que le tenía dada a renta, que es teniente a huerta de Magdalena de Oñate, y a huerta de Juana Carasa...”. Muchos años después aún se menciona el olivar de los Carasa: “una pieza en el Olivar de María Carasa” (1673). En 1682 se recoge una fundación sobre una viña en Carra la Rueda, que llaman la del Olivo.
Es dificil estimar la producción de olivas en Mendavia, pero parece tratarse de un uso familiar. No llegaría a 1000 arrobas durante estos siglos XVI y XVII en referencia. En la Granja de Imas hay indicios de que los frailes tenían tanto viñas como olivares. Podemos suponer que en la Granja de Imas y probablemente en la casa de los Carasa tendrían algún pequeño molino de aceite.

Comercio

La balanza comercial en Navarra parece tradicionalmente deficitaria. En el siglo XVII había algunos excedentes de lanas (de 4 a 5.000 sacas), vino (de 20 a 30.000 cargas), trigo (de 80 a 100.000 robos), aceite, cáñamo, sal y poco más.
En 1632, se calcula en 50.000 ducados los que podía obtener Navarra del trigo sobrante, cuyo precio podía calcularse por esta fecha a medio ducado o algo más. La exportación estaba prácticamente prohibida o muy restringida durante largos períodos, así que el contrabando fue en todo momento muy activo, escapando su cuantía al cálculo. La multitud de procesos sobre contrabando de este cereal, lo mismo a través de los puertos del Pirineo que del Ebro, atestiguan las actividades al margen de la ley. La sal, el cáñamo (en pequeña cantidad) y el hierro, no estaban sujetos a prohibiciones.
Mendavia puedo obtener algunos años en trigo 2000 robos x 5,5 reales = 1000 ducados. El precio de los granos se pagaba en Mendavia conforme a los que regían cada temporada en los mercados de Estella, variaba mucho según la abundancia o la escasez en las cosechas. Se conocen algunas ventas de cereal realizadas por el Regimiento. En 1690 se vendieron 214 robos de trigo; 180 a 5 reales y los 34 restantes a medio ducado. La cebada a real el robo. En 1692 la cebada a 2 reales, 9 maravedíes y medio. En 1695 se vende la cebada a 10 tarjas el robo. En 1698 hay constancia de venta del trigo sobrante en el granero: a 5,5 reales a los vecinos de la villa; y entre 5,75 y 8 reales el robo a otros compradores. Se obtuvieron 5.078 reales, por lo que pueden estimarse aproximadamente 700 robos vendidos por el Regimiento.


Monedas desde el siglo XV


Base del sistema: el REAL

Múltiplos

1 Ducado = 11 Reales
1 Peso (27 gr) = 8 Reales
1 Real =  36 Maravedíes
1 Libra = 489,6 gr =145 Reales (=20 sueldos, 240 dineros)

Submúltiplos
Monedas de uso en Mendavia

1 cuartillo = ¼ de real= 9  mrs. 
1 tarja = 8 maravedíes
1 gros = 6 maravedíes
1 ochavo= 2 maravedíes
1 cornado= ½ maravedí

Real de a 8 =  8 reales
Real de vellón = ½ real

El intercambio comercial de Mendavia con Castilla y el interior de Navarra se realizaba a través del Ebro, y era fundamentalmente de paños y telas, vino y trigo. El Ebro era además buena vía para el contrabando.
Agustín de Linán es registrado en los archivos de Navarra como tablajero (vendedor de carne) los años 1614-1615. Es el primer comerciante del ramo conocido en Mendavia.

Monedas en Navarra y Mendavia

Inmediatamente a la conquista de Navarra, en 1513, Fernando el Católico da una ordenanza para batir moneda en Pamplona, tratando de coordinarla con la que se fabricaba en Burgos y Zaragoza. La moneda circulante en el Reino desde finales del XV, eran los reales de oro y plata, sesenes, ducados, cornados, tarjas, cuartos u ochavos. Como monedas imaginarias estaban la libra carlín o carlina (equivalente a 20 sueldos o 240 dineros), el sueldo (equivalente a medio gros o 3 mvs. navarros), el ducado viejo (equivalente a 10 reales sencillos y 16 mvs. o a un escudo), el ducado castellano (equivalente a 11 reales sencillos) y el peso (equivalente a 8 reales sencillos). El valor del oro por esta época, en relación con la plata, estaba en razón de 11 a 1. Los ajustes por equivalencia de las monedas ocasionaron más de un problema a lo largo del siglo XVI.
En los archivos municipales de Mendavia, los ducados se mencionan al menos desde 1601 para pago de mandas pías, y hasta 1836 en que se nombran al tasar una multa. Se usan los ducados castellanos, a 11 reales. La libra sólo se menciona como moneda entre 1351 y 1430. Luego se usa exclusivamente como medida de peso. Los sueldos se nombran desde 1380 para pago de pechas, hasta 1856, en impuesto a comercio de vino. También se habla de sueldos fuertes en el siglo XIX, para distinguirlos de los sueldos de vellón (a ½ sueldo fuerte). El peso, como moneda, se menciona entre 1726 y 1828. Las monedas fraccionarias del real se usan menos. La tarja, desde 1695 a 1822. El cornado, desde 1763 a 1810. El ochavo, de 1744 a 1794. El cuartillo, de 1717 a 1823.

Medidas de terrenos

Para medir los terrenos se emplean la robada (equivalente a 898 centiáreas) y la peonada para viñas (la mitad de la robada). Submúltiplos de la robada son la cuartalada (cuarta parte) y la almutada (dieciseisava parte). Equivale la robada a lo que se puede sembrar poco más o menos con un robo de trigo. Cuartalada deriva de cuartal, y almutada de almut o almud.

Jornales

Los obreros del campo cobraban menos jornal en invierno que en verano. En 1531, un peón cobraba en invierno 3 tarjas (una para vino y companaje); en verano, se pagaba un real de plata o algo más. Un sacerdote cobraba por el estipendio de la misa, 2 tarjas y media o 3 en 1546 y un real de plata en 1568. Los jornales de distintos oficiales podrían aproximarse a esto: un cantero o carpintero, 56 mvs; un carretero y dos mulas, 40 mvs; un carretero con carreta, 90 mvs; un peón, 32 mvs; un jornal de mujer, 18 mvs.
Se puede calcular el poder adquisitivo de la gente aproximadamente. Un oficial mecánico, un albañil, un carpintero, podían comprar al final del XVI un robo de pan cocido o una oveja, con el jornal de dos días. Con su jornal diario, podrían adquirir una libra de vaca y media de carnero hacia 1580. Por las mismas fechas, el Castellano de la Fortaleza de Pamplona cobraba diariamente el valor de 2 robos y medio de trigo aproximadamente, y el de 5 robos el Regente del Consejo.

Precios (siglos XVI y XVII)

Algunos precios dan idea aproximada de los costos durante estos siglos. También reflejan la fluctuación del cereal, de acuerdo a los años de escasez o sobreproducción.

Precio del vino y cereal
(en reales)



Año
Trigo
Cebada


Año
Vino
1488
2,2

1545
0,5
1522
2,9
2,2
1537
0,7
1542
3

1557
1,33
1551
4
2
1621
2,6
1570
5,5
3
1628
3
1576
6

1644
4,5
1584
6,5
3
1662
5
1595
7
4


1614
8



1628
6



1632
8




Otros precios


Año 1522
Mvs.
Año 1614
Reales
Carga de paja
24
Millar de clavillos
5
Carga de cal
54
Docena de cueros becerro
42
Libra de clavo
77
Robo de sal
2,5
Carreta
2500
Libra de pólvora
1,5
Carga de carbón
2


Millar de tachuelas
4



Robada de tierra de labor
7-15 ducados
Robada de tierra hermal
1-1,5 ducados
Peonada de viña
3 ducados