lunes, 23 de febrero de 2015

SIGLOS VIOLENTOS (XII – XIV) (b)

Falsificación de los fueros de Mendavia

Sin embargo, Mendavia no tuvo los suyos. Es de sumo interés la información que suministra el investigador Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza en su trabajo Fueros locales de Navarra. Afirma que la supuesta concesión de los Fueros de Logroño a Mendavia en 1157 “es una falsificación realizada en 1274, que nunca fue aceptada por las autoridades navarras, ni produjo ninguna transformación en el estatuto de la villa”. Y lo explica con detalle en nota a pie de página. No aparece ni el códice Fueros Generales ni el Cartulario Magno donde se citan los fueros locales navarros. Se conserva un documento de 1274 en los Archivos Nacionales de París. Este documento, falsificación muy bien hecha que usó posiblemente un documento de Sancho VI por el que se aumentaba el término municipal, se creó durante la ocupación castellana para mejorar Mendavia su posición de villa conquistada. Pero nada lograron los mendavieses, porque siguieron pagando la misma pecha, e incluso se les aumentaron el pago de fossadera, como puede verse en la tabla incluida más adelante.
Por ese fuero forzado se pretendía pagar por “cada casa un sueldo”, en cada cuaresma. De ese modo se pretendía considerar la crisis poblacional y reducir el pago de 250 cahíces y trigo y otros tantos de cebada (a 5,5 y 2 sueldos que costaba el cahíz, respectivamente, habrían supuesto hasta entonces en torno a 1875 sueldos). Considerando el máximo de fuegos de 216 en el año 1330, hubieran pasado a pagar, con los Fueros de Mendavia, tan sólo 216 sueldos (un 11,5% del pago que realizaban).

Intercambios comerciales

En documentos sobre transaciones en Navarra se aprecia un uso creciente de la moneda durante los siglos XII y XIII. El trueque pasa de ser el medio prioritario en dichas transaciones durante el siglo XI a significar menos del 20% del total en los dos siglos siguientes. Los pagos en especie se hacen casi insignificantes en el total de transaciones. Sin embargo los pequeños intercambios vecinales se siguen haciendo mediante pago en especie. Los productos que se empleaban como pago en las permutas eran cereales (trigo especialmente), seguidos por ganado de labor, vino y otros alimentos. El uso de la moneda continúa siendo más intenso en la principal ruta jacobea (Roncesvalles-Logroño). Aumenta la producción y cambia la mentalidad hacia modos más mercantilistas.
En Mendavia los pagos y cobros se siguen realizando fundamentalmente en especie. Al igual que se pagaban las pechas de ese mismo modo. Hasta bien entrado el siglo XIX los sueldos y trabajos realizados eran pagados en trigo.

En los límites del euskera

Los límites mínimos razonables que marcan la extensión del euskera en Navarra hacia los ss. XII-XIII sitúan a Mendavia en la frontera de dichos límites (ver mapa de Gorka Lekaroz Mazizior, basado en Jurío Jimeno). A partir de este época el euskera fue perdiendo influencia en la zona, especialmente tras la invasión del reino de Castilla.
Tanto la toponimia de Mendavia en desuso reflejada en antiguos documentos (Arruingorría, Gurpideta, Gudubarreta, Lodazqueta) como la conservada en la actualidad (Belzuz, Beraza, Imas, Legarda, Urzagal, Zabaleta, Irigoien, Incharte y otros) es muy probable que sea anterior a esta época. Los apellidos conservados en Mendavia también reflejan un alto componente de origen vasco. Algunos parecen provenir de muy antiguo. Sin embargo, debe notarse que durante los siglos XVI a XIX existe constancia del establecimiento en Mendavia de personas procedentes de Bajanavarra, Guipuzcoa, Álava y Vizcaya quienes eran fundamentalmente pastores y mesteros, capadores, esquiladores, tejeros, canteros o nuncios pregoneros. Es por ello que, en relación a los usos verbales,  algunas palabras vascongadas del vocabulario mendaviés es difícil determinar de qué época concretan provengan. La relación de cercanía con los hablantes de euskera fue permanente.






sábado, 14 de febrero de 2015

SIGLOS VIOLENTOS (XII – XIV): ENTRE CASTILLA Y NAVARRA

Difícil se hace el desarrollo del impulso productivo del ager (el campo frente al arbustal).  El siglo XII será de guerras internas entre Castilla y Navarra. Alfonso de Castilla ocupa Logroño; Sancho el Sabio lo retoma para Navarra. Como defensa del Reino, los Reyes navarros aseguran la frontera con Castilla por medio de fortalezas: las tenencias, con centro en un lugar fortificado, y bajo el control de un señor que actuaba por mano del Rey.
La tenencia navarra altomedieval será un pequeño distrito administrativo, presidido por una fortaleza, y a su vez un territorio de beneficio que el monarca encomienda a los señores por sus colaboraciones en la defensa y el gobierno del reino. La mayor densidad de tenencias se situaron en los accesos de la cuenca de Pamplona, en los sucesivos frentes contra el Islam y después (siglo XII-XIII) en los límites con los reinos vecinos.
El señor García López, de la tenencia de Lodosa, actuó en Mendavia en 1120 como mandatario del monarca pamplonés. Mendavia se convierte en tenencia del reino de Pamplona en el siglo XIII. También lo serán Carcar y Lerín, entre otras. Logroño y Calahorra fueron tenencias navarras en el s. XI y XII mientras pertenecieron al Reino.
1156 fue un año terrible de hambre y guerras internas en Navarra. Sancho el Sabio entró en guerra contra todos sus adversarios. Los conflictos dinásticos por el trono de Pamplona y los intereses de Francia, Castilla y Aragón signaron los siglos que siguieron. Su sucesor, Sancho el Fuerte tiene una historia controvertida: se apoya en los musulmanes para defender su reino frente a Castilla y Aragón, vive en la corte musulmana, y luego lucha junto a Castilla y Aragón, contra los moros, en las Navas de Tolosa. A esta época corresponde la primera noticia escrita sobre el regadío del Ebro en Mendavia. La noticia data de 1222 y recoge la licencia que dio Sancho VII el Fuerte a los de Mendavia para hacer presa en el río Ebro, en el lugar llamado Peña Alba, para sacar acequias y regadíos franca y libremente. Este lugar debía corresponder a las cercanías de Imas. La noticia refiere que los propietarios de tierras de Mendavia y los de la contigua Villamezquina fueron autorizados para construir una presa en una «serna» que era propiedad de Irache.
A la muerte de Sancho entran las casas francesas a gobernar. Tras Enrique I (1274), quedó en el trono la niña de dos años, Juana I. Castilla y Aragón alegan derechos sucesorios. No hubo paz en la región. Además de la violencia y enfermedades de estos años, Mendavia sufría la fuerte explotación económica de los reyes. Villa de señorío realengo, en 1280 debía anualmente en concepto de fossadera 165 sueldos y 100 por cena, más 200 cahíces de trigo y 250 de avena y cebada como pecha.
La fossadera se refería a la obligación de los súbditos de participar en los trabajos de apertura de fosas en torno a las fortalezas. Cena era la obligación de dar hospedaje y cena al rey cuando visitaba las villas. Para liberarse de estas obligaciones las villas pagaban una cantidad acordada. En 1234 el pueblo de Etaio se liberó de ellas por 800 sueldos al año. Mendavia parece que lo hizo por 265 sueldos a final del siglo XIII.
La villa y tenencia de Mendavia estaba defendida por un castillo o torre fortificada, cuyos alcaides pagaba el rey de Pamplona. En 1237 era alcaide de la fortaleza García López de Alfaro. En 1274 Mendavia pasa bajo el dominio de Castilla. El rey Fernando concede a los de Mendavia que puedan sacar de Castilla pan, vino, ganado y todas las cosas que necesitaren, sin pagar derechos. Dada su situación fronteriza, Mendavia sufrió ataques e incendios en varias ocasiones; en 1276 la villa fue sitiada y saqueada, y su iglesia destrozada por los castellanos en 1280. En los últimos años del siglo XIII Mendavia pertenecía de nuevo al reino de Pamplona y consta como alcaide Pedro de Besançon, al que sucedió, hacia 1300, Juan Díez de Mirafuentes. En 1321 le sucede Pedro Sánchez de Lodosa. En 1369 era alcaide Juan García de Galdiano.

Medidas de capacidad para áridos
* Un cahíz, equivale a 4 robos (medida de capacidad; 28,13 litros cada robo, en los que caben 22 kg. de trigo, 18 kg. de cebada o 16 kg. de avena, pues los cereales tienen desidades distintas; el trigo es más denso o “pesado” que dicen en los pueblos).
 1 cahíz = 88 kg. de trigo = 72 kg. de cebada =  64 kg. de avena.
 Carga de cereal = 6 robos
Cahíz =  4 robos
Robo = 4 cuartales
Cuartal = 4 almudes

Capacidad castellana
1 fanega = 55,5 litros = aprox. 2 robos

Monedas
** El sueldo fue una monera de oro carolingia en desuso para la época. Era moneda “virtual”, contable, equivalente a 12 dineros de plata, que fue la moneda circulante de referencia. Veinte sueldos equivalían a una libra.
1 libra = 20 sueldos = 240 dineros
Cada denario o dinero pesaba entre 1,50 y 1,60 gramos

El monasterio de Imas

Mientras tanto, el monasterio de Imas siguió adquiriendo, por donación o compra, nuevas heredades e incluso una participación en los regadíos de la «acequia nueva del Ebro» abierta por el concejo de Mendavia (1321). En el término, cuyos mojones con el de Sesma aprobó (1282) el gobernador Guerin de Amplepuis, se alzaban a mediados del siglo XIV un palacio mayor vinculado a la dignidad abacial y otros palacios o dependencias del convento de Irache.

Organización municipal y fueros

Mendavia está organizada con fortaleza, con su cárcel, la parroquia y el granero. El castillo de Mendavia disponía de la cárcel La Ciega, con duras condiciones.
Además del alcaide de la fortaleza, la organización municipal se desarrolla mediante el nombramiento de un alcalde, un concejo de gobierno y unos jurados. Se trata posiblemente de una representación de los hidalgos labradores. No hay certeza para saber desde cuándo existe esta forma de gobierno, pero es probable que exista desde el siglo XI.
Mendavia pecha al rey. Ya se ha creado la merindad de Estella, a la cual pertenece. Se organiza la distribución de pechas entre rico-hombres y gentes de armas a los que el rey concede privilegios. Entregan las pechas al rey pamplonés en Estella.
En este tiempo se crea la parroquia de San Andrés, con la capellanía de Mende la Vieja. Y, dependientes del monasterio de Irache, están la Ermita de Legarda (monasteriolo) y la Granja (decanía) de Imas. El abad del monasterio de Irache recibe las pechas a través del prior en Imas y del propio Ayuntamiento.

En el siglo XII se produce la consolidación de los municipios, pudiendo afirmarse que ya tenían personalidad jurídica y que intervenían gradualmente en el espacio y el tiempo con autonomía político-administrativa. Durante el siglo XIII la inmensa mayoría de las poblaciones navarras irán adquirinedo sus fueros.

viernes, 6 de febrero de 2015

SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN LOS SIGLOS X-XI


La economía de estos tiempos está basada en la agricultura y ganadería. El rey, los nobles y el clero reciben pechas y tributos de los labradores. Éstos, a su vez, explotan a los collazos, jornaleros casi esclavos, que realizan el trabajo fuerte de cultivo de la tierra.
Con Sancho el Mayor se crean pequeños burgos, con franquicias y exenciones de impuestos. Es el caso de Estella (1090). Son burgos comerciales que pronto chocan con los hidalgos de las tierras.
Serán años de mayor presencia de los burgos francos, de mayor influjo monástico y de promulgación de la cruzada. No obstante, la conquista no llevó al exterminio de la población morisca, que vivió en los pueblos navarros hasta principios del siglo XVI.
En Mendavia el comercio es muy escaso. La producción es tan solo para el autoabastecimiento. Las vías de comunicación son muy malas. Una alternativa es el río. Algún intercambio se hace de pieles, metales y tejidos.
La estructural social es piramidal:
·         El rey (junto a los barones)
·         La iglesia y la nobleza (junto a los burgueses francos)
·         Labradores pecheros
·         Collazos
·         Judíos y moros excluidos
El rey comparte los poderes con los barones o rico-hombres, grandes terratenientes unidos por necesidad de defensa frente a otras potencias militares. La iglesia comparte gobierno a través de los obispos de Pamplona y Nájera, y de los abades de los monasterios. Por la influencia y privilegios que tiene, es en Navarra el grupo con más poder económico.
El otros grupo de hombres libres son los hidalgos y los francos. Los hidalgos, que nacen con todos sus derechos, y los francos, nuevos pobladores de los burgos dedicados al comercio, que en el siglo XI son privilegiados y termina en las luchas entre francos e hidalgos. En el siglo XIII se organizan las Cortes Generales con representación de rico-hombres, Iglesia y buenas villas. Mendavia no lo era.
Entre  la población no libre estaban los labradores pecheros, que eran agricultores, vecinos usufructuarios de ciertos bienes comunales (parcelas, leña, piedras, esparto, hierbas, agua…). Estos bienes eran de todos y se repetaban. Hasta 1400 no se podían roturar, por ejemplo. Para gozar de estos bienes los labradores debían reconocer a un señor sobre esas tierras al que le debían entregar pechas en trigo o cebada, que luego sería en dinero, además de comida cuando visitaba la villa.
Más abajo en la escala social estaban los collazos, que eran campesinos, siervos o peones, propiedad del señor de las tierras. No son considerados vecinos ni aparecen en las relaciones de fuegos (familias u hogares) de los pueblos.
Los moros y judíos constituyen grupos marginados, con poca presencia que se haya podido documentar nominalmente en Mendavia. No obstante, en el caso de los musulmanes, su presencia como gobierno durante dos siglos, y su cercanía durante seis siglos más, dejaron huellas profundas en la organización agrícola, en la religión y en el lenguaje, entre otras dimensiones culturales.
La conquista de la Ribera estellesa, la creación de burgos francos, el desarrollo del comercio, algunos años de paz, y las peregrinaciones a Santiago de Compostela, impulsaron algún crecimiento económico en la zona, pero sería por poco tiempo. Y en Mendavia, apenas imperceptible.
Desde el último tercio del siglo XI queda atestiguada la presencia de pobladores judíos en la zona de Estella bajo la protección real. La participación de la minoría judía en la configuración de los burgos de francos fue decisiva. En Tudela hubo presencia judía desde el siglo X. En Estella desde el siglo XI. Al poco de iniciarse la segunda mitad del siglo XIII, el número de moradores que integraban la judería de Estella podría rondar los 150. Entre el siglo XIII y el XIV, familias como los Leví, Ezquerra y los Calahorra, entre otros, hicieron del mercado de Estella un activo centro de contratación de créditos. También en la cercana Viana está documentada la presencia de pobladores judíos.

De villas romanas a villa de Mendavia

El poblamiento de Mendavia fue evolucionando. El Calvario se sabe que estuvo poblado en la Edad del Hierro y fue, con toda probabilidad, lo que queda en los documentos con el nombre de Menda la Vieja. Legarda era un pequeño caserío con iglesia, independiente de Mendavia. Villamezquina es probable que estuviera situada en la llamada Cuesta de Lodosa, en cuyo terreno se excavaron algunas tumbas medievales. Respecto a estos diversos poblamientos medievales, en la Hilera se retaron los caballeros de Mendavia, Legarda y Villamezquina por un asunto de límites. Don Sancho el Sabio hubo de mediar para resolver el conflicto. Adicionalmente a estos primitivos núcleos poblacionales, el monasterio de Irache poseía la heredad de Imas, con tierras y colonos.

Villamezquina y mezquinos

García Sánchez I da a la iglesia de San Martín de Berberana las primicias de Legarda y Villamezquina (Cart. San Millán, 45).
El significado árabe de mezquino (miskîn, carente de bienes, pobre, indigente, humillado), puede dar una idea del sentido que se le daba a la palabra. La primera referencia registrada no califica a personas concretas, sino a una colectividad, la del actual despoblado de Villamezquina, en 947.
Para referirse a los pobres trabajadores de la tierra, al uso de voces como homines, se añaden más tarde casati, mezquinos, rústicos, etc., y finalmente surgen los términos de collazo, pechero o laborator. Mezquino se utiliza con mayor frecuencia en la Cuenca de Lumbier, mientras que rústicos o casatus en la zona suroccidental, coincidiendo con el dominio de los monasterios de Leire e Irache, respectivamente.

Monasteriolos, decanías e iglesias propias (siglo XI)

Con el fin de estructurar eclesiásticamente el extenso territorio adquirido por Sancho Garcés I, el obispo Galindo de Pamplona, a modo de metropolitano, creó hacia 922 los obispados de Calahorra, Tobía, Sasau y Deyo, con los obispos Sisuldo, Teoderico, Ferriolo y Feliza. Mendavia siguió perteneciendo a Pamplona. Junto a ello, este rey Sancho y sus sucesores dieron impulso  a las órdenes monásticas.
El primer monasterio mencionado en relación con Mendavia es el de San Martín Barbarana, en 947. Es parte de los 78 monasterios agregados y subordinados al de San Millán de Cogolla. La subordinación de pequeños monasterios a los mayores implicaba la implantación de la regla de San Benito, y sucedía cuando así lo decretaban los monarcas. Algunos documentos de incorporación fueron falsificados para justificar la pertenencia a San Millán de aquellos monasterios o iglesias cuyo documento de incorporación se había perdido, y con ello tener algunas ventajas frente a los reyes. En particular, los documentos de vinculación del monasterio de Mendavia con el de San Millán está en discusión. Los referidos documentos de San Millán aportan la siguiente información:
23-V-946: El monarca García Sánchez junto con la reina doña Teresa otorgan a San Millán de la Cogolla tres villas, dos de ellas a orillas del río Cantabria, llamadas Barbarana y Barbaraniella, sitas en Mendavia.
947: En la villa de Barbarana se alzaba un monasterio bajo la advocación de San Martín; a este monasterio otorga el rey García Sánchez las primicias de Legarda y de Villamezquina en el arciprestazgo de Nájera.
Sin embargo, no es tanto en el siglo X sino en el XI cuando los monasterios navarros se expanden. Se pasa de ocho monasterios anteriores al año mil a setenta y cinco documentados en el siglo XI, aunque se debe precisar la terminología anexa a ellos: monasterio, monasteriolo, decanía, iglesia propia… Las primeras noticias documentadas sobre el monasterio de Irache datan de 958. Se cree que pudo ser fundado por Sancho Garcés I en 908 después de que conquistara el castillo de Monjardín, antes castillo de San Esteban, aunque no está claramente establecido. En la segunda década del siglo X, fruto de la expansión territorial realizada por el rey Sancho Garcés I, adquiere relevancia adquiriendo grandes posesiones mediante donaciones y compras de otros monasterios. El esplendor llega con San Veremundo como abad. De este siglo y el siguiente provinieron sus propiedades en la Granja de Imas, Mende la Vieja y Legarda. Una de las leyendas que se vinculan a Irache es la de su abad San Veremundo (1056-1098) el cual solía llevar a escondidas alimentos a los peregrinos del Camino de Santiago que paraban en el hospital monacal en contra de las disposiciones de la congregación. Escondía las viandas bajo los hábitos. Cuando los hermanos le interrogaban por lo que llevaba y le obligaban a enseñarlo, los alimentos se convertían en flores o leña.
En el siglo XI fueron donados a Irache 12 monasterios por el Rey y 13 por particulares. 36 a Leire, 7 a la catedral. Sólo con Sancho Garcés se le donaron a Irache 21 monasterios. Cada uno de estos monasterios disponía de una iglesia, una vivienda, un grupo de hombres que hacían profesión de vivir bajo una regla religiosa y unas tierras o heredades de cultivo que les permitían subsistir.
Respecto a la terminología usada en el siglo XI para los monasterios pequeños, se distingue entre monasteriolos y decanías. Su organización tampoco dista demasiado de las iglesias propias. Conviene aclarar las diferencias.  La documentación navarra registra un total de diecisiete monasteriolos, siete de la abadía de Leire y diez de Irache. No aclaran las fuentes el significado del diminutivo monasteriolo, que podría referirse a habitación de eremita. Una idea de como era un monasteriolo la proporciona el de San Pedro de Aberin, propiedad de Irache: explica el abad Veremundo que en 1072, siendo lugar desierto y abandonado, lo concedió para poblarlo a Sancho de Aberin durante la vida de éste; en 1105 el abad Arnaldo de Irache autorizó la erección de la cofradía de San Pedro de Aberin, a la que cedió la iglesia, una casa y una viña. Esto da idea de cómo pudieron haber surgido la ermita de Legarda o el monasterio de San Martín, en cercanías de Mendavia, en forma de monasteriolos. La primitiva iglesia de Legarda fue construida en el siglo XI. Su proceso hasta ser propiedad de Irache no es del todo claro. Fue donada por Sancho el Sabio de Navarra a la de Santo Domingo de la Calzada. Posteriormente se refundía a Ochanduri. En el documento de donación del año 1067 aparece mencionada como Illa Gardia. Finalmente pasó a Irache. En el Reinado de Pedro I es mencionada una donación de iglesia propia de Legarda, en 1095, realizada por el particular Oria Aznarez, al monasterio de Leire. Como en Navarra existen varias topónimos semejantes: Legarda, Legardeta o Illa Gardia, la transmisión documental no se ha hecho con la debida claridad, lo cual oscurece la investigación para este siglo XI.
Las decanías eran pequeñas explotaciones agrarias, cultivadas en provecho del señor, por labradores en estado de servidumbre o semilibertad. Con iglesia o no, estaban formadas, por lo menos, de un palacio o una casa y la heredad de campos, viñas y huertos. El ejemplo más ilustrativo acerca de la decanía de dominio eclesiástico la proporciona la riojana de Briñas, villa con iglesia, que Sancho Fortuñones había adquirido del rey García Sánchez III en la ribera del Ebro y que donó en 1047 a la abadía de Leire. Similar a ésta habría sido la donación  a Irache de la decanía de Imas.
Se conoce comúnmente como iglesia propia la edificada y dotada por un señor en tierras de su propiedad, como una dependencia más en su dominio, con derecho a disponer libremente de la misma, a participar de su rendimiento económico -rentas de dotación y oblaciones de los fieles- y a elegir el personal eclesiástico pertinente. Podía ser de realengo o de señorío, según se desprende de las fuentes de Irache y Leire. En no pocos casos disponía de iglesias anexas o sufragáneas, pastoralmente atendidas por la comunidad de clérigos de aquella. La diferencia formal entre monasterio y parroquia era escasa. La clerecía parroquial se componía de un sacerdote ad misas celebrandas y un grupo de clérigos a los que correspondía cantar alias horas diurnales et nocturnales; percibían los diezmos y oblaciones de la parroquia, que en ocasiones dividían con el señor, el obispo o los abades de monasterios de los que dependían. La parroquia de San Andrés de Mendavia, parece depender del monasterio de Irache, al menos durante el siglo XVI, a juzgar por los pleitos sobre su reparación. En las fuentes posteriores de los archivos parroquiales de Mendavia, en relación con la organización eclesiástica, junto al prior de la Granja de Imas y Legarda, y el vicario parroquial, aparecen los presbíteros beneficiados, que tienen la obligación de cantar en el coro parroquial. Todos reciben su parte de beneficios en grano y otros privilegios.

Los cultivos para el autoabastecimiento

Los monjes de Irache desarrollaron en sus monasterios y pequeñas propiedades (monasteriolos) el cultivo de cereales y viñas, las redes viales básicas y los canales para el riego de sus tierras. Su variado patrimonio se componía de instalaciones de transformación (molinos), tierras de cultivo permanente (viñedo, cereal, huertos, frutales) y  espacios de explotación extensiva (montes, pastos). En su forma de organización aseguran su subsistencia por medio de un variado cultivo de autoabastecimiento, por lo que pueden equipararse desde la perspectiva económica, a las villas romanas.
Hacia la segunda mitad del siglo XI algo empieza a cambiar en la configuración del manto vegetal de la Navarra Media Occidental. Lo indica las menciones de roturaciones y plantación de viñas. El ager (cultivo) creció a expensas del saltus (montes y arbustales) que había dominado. De este crecimiento dan cuentas los documentos de Irache: entre el siglo XI y principios del XIII, el viñedo documentado en el dominio monástico de Sta. María de Irache se quintuplica. Con el fin de incrementar los viñedos los monjes arriendan piezas con la condición de que en ellas se planten vides. Y desarrollan la interación entre los focos de producción y los núcleos de consumo de la región, acercando los campos cultivados a las vías de comunicación, que subrayan la colonización de los espacios.  La vía que enlazaba Estella con Mendavia permitiría a Irache desplazar sus ganados hasta los pastizales de la ribera del Ebro y posibilitaba una más intensa rentabilización del territorio al facilitar el transporte de las cosechas a los mercados cercanos.


lunes, 2 de febrero de 2015

BREVE HISTORIA DE MENDAVIA HASTA EL SIGLO XI


Prehistoria
Aunque en Navarra hay huellas de la presencia de los antecesores del Homo Sapiens desde hace 200.000 años, y también de los posteriores hombres de Cromagnon, en Mendavia no se han encontrado restos humanos anteriores al neolítico. 
Este periodo neolítico indica la revolución económica de los pueblos cazadores y recolectores. Los humanos comienzan a domesticar animales y cultivar semillas. Entre los años 4000-3000 aec se sitúan los primeros indicios de ganadería en la región mendaviesa. Una muestra son los descubrimientos de El Castillar. Lo encontrado en los estratos más antiguos arroja luz sobre la presencia de una posible cabaña de pastores nómadas. Sin embargo, no hay una vertebración clara de los hallazgos para sacar demasiadas conclusiones sobre las características de estos pobladores. 
En todo caso, la situación del asentamiento es estratégica. Desde su cota máxima se divisa una amplia panorámica en todas las direcciones. El acceso ofrece un desnivel de 50 mts. en total y resulta difícil en todo su perímetro, salvo por el flanco nororiental, que ha sido modificado por los trabajos de cultivo de cereal. No se observan en su contorno restos de protección de muro, si es que los tuvo. El abastecimiento de agua no debió presentar problemas a sus habitantes, ya que se encuentra enclavado en una zona de balsas. A los pies del cerro corre el barranco denominado los Torcos del Castillar; próximo a él se localizan la Balsa de la Parra y algunos pozos, hoy en día secos. Con estos datos podemos pensar que antaño fue una zona con gran abundancia de agua, y que su aspecto nada tendría que ver con la sequedad actual; por el contrario, se divisaría un paisaje frondoso y fértil.
En torno al 3000 aec se pueden situar otras primeras presencias humanas. En los terrenos de Rubio Arriba, Lomba Alta, Beraza y Cubillas (Viña Sancho) se han encontrado útiles de sílex, cuarcita y cristal de roca, principalmente raspadores y puntas. En Legarda aparecieron adornos. Aunque no hay datos suficientes para conclusiones definitivas, podría tratarse de pequeños grupos más sedentarios. 

Los celtas
Los celtas atraviesan los pirineos hasta ganar el valle del Ebro durante los siglos VIII al VI aec. En lucha con los vascones presentes (ya hablantes de euskera) se adaptan al medio, pasando progresivamente hacia una economía más agraria, durante los siglos V al I aec. Sus poblados se sitúan en altozanos. Son pastores de ganado vacuno y lanar. Cultivan el trigo y la cebada. Sus casas son rectangulares y espaciosas, con hogar central. La cerámica se hace primero a mano y luego a torno con arcillas de la región. Cereal y agua se guardan en vasijas de arcilla.
De la etapa llamada de Hierro I, siglos IV y III aec, son significativos en Mendavia los hallazgos de El Castillar, que permiten señalar la presencia de una alta densidad de población en la zona.  En las excavaciones realizadas relativas a este estrato, se distingue un modelo de casa de tendencia rectangular, así como restos de cerámica para almacenaje de cereal. Las casas eran de adobe y piedra, con muros de una anchura aproximada de 50 cms. Posiblemente los de piedra fueran exteriores y los de adobe interiores. Disponían de hogar (“fogón”) de forma algo alargada, construido por adobes y abundante tierra refractaria. Los pisos eran de tierra fuertemente apelmazada. Los techos serían probablemente de cañas y ramajes amasados con barro. Otros restos indican la presencia de una chimenea; y se hallaron 20 pesas de telar.
La agricultura pudo constituir una importante base de subsistencia como lo demuestran la presencia de seis molinos de mano, además de los restos de cereales. La producción cerámica adquiere unas características propias por la arcilla utilizada de procedencia cercana. Es curiosa la abundancia de tapas. Se han hallado pocos objetos de adorno: una pulserita y un botón de cobre, y un adorno de hueso trabajado.
La ganadería tendría también su importancia, a juzgar por el número de restos óseos recuperados. Los restos de mamíferos encontrados son de vacas (bos taurus), cabras y ovejas (ovis-capra), cerdos (sus domesticus), caballos (equus caballus) y perros (canis familiaris), entre los domésticos; y de ciervo común (cervus elaphus), entre los salvajes. Por la edad en la que murieron estos animales y por el conjunto de ellos, la población humana podría ser tanto de pastores como de agricultores, aunque con predominio de los primeros.
Hasta 50 poblaciones similares se han encontrado en la Ribera Navarra (cerca de Castejón, Los Arcos, Viana, Arroniz, Cortes…). Se trata de grupos humanos asentados en altozanos, con aspecto de fortaleza o castillo. Son comunes en estos lugares los descubrimientos de casas rectangulares y cerámica para almacenaje de grano.
De la etapa llamada de Hierro II, en Cogote Hueco, a orillas del Ebro en terreno de Imas, se han hallado varios molinos de mano y piezas de cerámica de almacenaje. Contrastan con otros poblados de la época en los que se abandonaron víveres almacenados y vasijas puestas al fuego, lo que indica su destrucción violenta. Por el contrario, la población de Cogote Hueco fue abandonada en el s II aec en forma no violenta. Por la cercanía al Ebro y el conjunto de los restos se trataría de un grupo sedentario predominantemente de agricultores pre-romanos.
Se insinúa el adentramiento de los fenicios hasta esta región, en una época en la que el Ebro era navegable posiblemente hasta esta cota. No obstantes, vascones y celtas marcaron la presencia cultural de Mendavia hasta la llegada de los romanos.

Villas romanas y vascones
Graco se internó por el valle del Ebro y fundó Gracurris (Alfaro) el año 179 aec. Pompeyo dio el nombre de Pompaelo  a la ciudad en la que provisionó sus tropas en año 75 aec. Así comenzó la romanización de esta región que formó parte de la provincia romana Tarraconense. Fue un tiempo de miscegenación cultural: euskera y latín, dioses indígenas y panteón romano, mitos y ritos reelaborados.
A diferencia de lo sucedido en el Alto Imperio, en el Bajo (incluido el valle medio del Ebro) no son las aristocracias urbanas las principales protagonistas de los cambios económicos y sociales, sino las aristocracias rurales que, sin romper completamente con la ciudad próxima, rechaza la dependencia de sus instituciones. Es una aristocracia que vive en su villa campestre, a la que acondiciona suntuosamente y desde la que dirige la explotación agraria del fundo. Estas villas casi siempre se localizan en las bajas tierras aluviales, aquellas de mayor capacidad productiva. Los asentamientos en la ribera navarro-riojana y en las tierras bajas de los afluentes del Ebro por sus dos márgenes sobrepasaron los 200. 
Es frecuente detectar en ellas actividad transformadora de productos agrarios (vino y aceite, principalmente), así como también de autoproducción metalúrgica, textil, cerámica y otras. Es curioso destacar que el número de villas se intensifica más en el entorno próximo de las ciudades, como ocurre en Gracchurris, Calagurris, Vareia o Tritium. Se confirma, de ese modo, que las ciudades siguen siendo para las villas un referente obligado, aunque ahora las relaciones ciudad-territorio se definan de modo distinto al Alto Imperio. Otro dato también importante; en la línea del Ebro y de sus afluentes es frecuente que las villas aparezcan escasamente distanciadas (de 1 a 2 km.), hecho que se acentúa de modo particular en los agrupamientos suburbanos. 
Con el Ebro navegable entre Calagurris y Vareia, en terreno actual de Mendavia nacieron varias villas, en el centro de los fundos o campos de explotación agrícola. En el Puente Fustero se hallaron cerámicas romanas de los siglos I a IV dec. En Legarda,  tejas y cerámica pintada, en un asentamiento que perduró hasta época medieval. En El Altillo se encontraron tejas; en el Rubio Abajo, sigillatas (cerámicas romanas de color rojo); y en La Chana, cerámicas rojas. Todo son indicios de villas romanas en el municipio de Mendavia. En ellas se cultivaron la vid y el olivo, además de los cereales ya conocidos. Se elaboró el vino, se trilló y molió el cereal. 
En la parte baja del Ebro a su paso por Mendavia, se han encontrado los restos de un acueducto romano que nacía en terreno mendaviés, en dirección a Lodosa, y recogía el agua del río Odrón. En una nota de prensa histórica de 1883, Fructuoso Miguel Mauleón informa a la comisión de Monumentos históricos sobre la existencia de este acueducto y lo describe “en el camino de Mendavia a Alcanadre, que aún usan los vecinos de Arróniz para ir a la estación de ferrocarril de Alcanadre”. En esa nota se incluyen otras observaciones sobre materiales hallados que indican una posible villa romana en terreno de Arróniz, propiedad de Cándido Jiménez (La Correspondencia de España - Año XXXIV Número 9074 - 25/01/1883).
La sociedad de la época corresponde a la de todo el imperio romano, con una estructrura piramidal de clases. Los hombres libres, propietarios de los fundos agrícolas; los labradores sujetos a pechas o estipendios; y los esclavos rurales, trabajadores de la tierra. La explotación del campesino es creciente. El siglo V ec es una época de profundo malestar y crisis económica y social. Los campesinos bagaudas del valle del Ebro protestan contra los grandes propietarios (443-449) hasta el punto que los ejércitos romanos son movilizados contra ellos.

Visigodos y vascones
Los visigodos dan fin al Imperio romano en la península. Toman Hispania, establecen en Toledo su capital e intentan someter a Vasconia. En la montaña de Aralar asientan un primer santuario cristiano. En Pamplona se establece una sede episcopal visigoda.
Los habitantes de la región Navarra, replegados, adoptan formas propias de gobierno y costumbres, en resistencia constante a los francos del norte y a estos visigodos del sur. A mediados del siglo VII los vascones descienden por el valle del Ebro y mantienen a raya a los visigodos de Toledo. Mendavia, al igual que otros pueblos del Ebro medio, de la tierra llana (el Ager), quedó entre dos fuegos, sufriendo frecuentes daños y destrucciones.

Vasconia y los Banu Qasi 
Con la derrota y muerte del rey visigodo Rodrigo en el año 711 los musulmanes penetraron Hispania y rápidamente la conquistaron. En la primavera de 714 las tropas musulmanas se presentaron en la Ribera vascona. El conde visigodo Casius, emparentado con los primeros reyes pamploneses, abrazó el Islam y se hizo amigo de los musulmanes. Sus descendientes, en alianza posterior con los Arista, caudillos vascones, se hicieron dueños de Navarra y convivieron en paz musulmanes y vascones por siglo y medio. 
La monarquía pamplonesa compartía el poder con los barones, los llamados en el primer Fuero General escrito los XII ricos hombres o más ancianos sabios de la tierra. Sin ellos no se podía hacer guerra o tregua o paz. De este núcleo primitivo colegiado surgen las instituciones forales.
A pesar de que los gobernadores musulmanes se alzaron contra el poder de Córdoba y a pesar de la entrada de Carlomagno hacia Zaragoza y su regreso, esta situación de relativa paz entre pueblos no se vio alterada en la región mendaviesa a excepción de las expediciones de Abd al-Rahman I y II en los veranos de los años 781, y 824-825, en las que quemaron los campos de cereales y los poblados de la zona, y se llevaron rehenes.
Hacia finales del siglo IX, García Iníguez, de los Arista, rompió con los Banu Qasi y se alió con el rey Ordoño de Asturias, tomado algunas poblaciones del Ebro medio. El emir de Córdoba Muhammad I los castigó y tomó de nuevo el control de toda la Ribera Navarra. 
La tensión anterior entre los vascones de la montaña y los del llano, sometidos a los visigodos, se transformó en una mayor, pues la vasconia ribereña quedó bajo la órbita islámica hasta el siglo XII, aunque Mendavia sólo lo estuvo hasta el año 908.

Mendavia, bajo el reino de Pamplona: Dinastía Jimena
El año 905 se produce en Navarra un cambio dinástico. Sancho Garcés, proclamado rey de Pamplona, conquista las tierras de Navarra, rebasando el Ebro. En 908 toma Mendavia a los musulmanes. 
De 920 a 924 Sancho Garcés se enfrenta en repetidas ocasiones contra Abd al-Ramán III que desarrolla campañas desde Córdoba, produciéndose importantes batallas en Calahorra, Carcar, Tafalla, Navascués y el Roncal, entre otras. 
No obstante, los lazos entre vascones y musulmanes alcanzan a las familias de emires y reyes. Abd al-Ramán III es hijo de una vascona y descendiente de los Arista. La hija de Sancho Abarca será esposa de Almanzor.  Así que a tiempos de guerra sucede la paz. A principios del siglo XI, con Sancho el Mayor, de los Jimeno, Navarra amplía sus dominios. Sancho establece su residencia en Nájera, ocupa el condado de León y Astorga (1032) y unifica las tierras del norte de España. El reino pamplonés alcanza su mayo prestigio y solidez. Se acercan los tiempos de la llamada reconquista.
A la muerte de Sancho el Mayor y tras las diferencias entre los hermanos herederos queda fraccionado el reino. García, el primogénito, muere luchando contra Fernando de Castilla. Navarra y Castilla continuarán enfrentadas. 

Guerra de los tres Sanchos (1067)
Sancho IV el de Peñalén, rey de Navarra, se alió con el rey moro al-Muqtadir de Zaragoza para rebelarse contra Sancho II de Castilla. Se inicia así una contienda entre el navarro y el castellano en la que pronto entraría Sancho Ramírez, rey de Aragón, en ayuda del pamplonés. Los tres Sanchos eran primos hermanos entre sí. El castellano sería derrotado al tratar de defender la ciudad de Viana. En el Rubio Abajo, entre Mendavia y Viana, protegen al rey de Navarra unos arqueros. Se escucha el grito: Vivan los de los arcos. Según algunos investigadores, esto dará origen al nombre de la villa de Los Arcos, pues de ahí procedían los arqueros (otros remiten el nombre de la villa a los arcos de algún acueducto romano); el rey de Castilla huye atravesando el Ebro.