La economía de estos tiempos está basada
en la agricultura y ganadería. El rey, los nobles y el clero reciben pechas y
tributos de los labradores. Éstos, a su vez, explotan a los collazos, jornaleros casi esclavos, que
realizan el trabajo fuerte de cultivo de la tierra.
Con Sancho el Mayor se crean pequeños burgos, con franquicias y exenciones de
impuestos. Es el caso de Estella (1090). Son burgos comerciales que pronto
chocan con los hidalgos de las tierras.
Serán años de mayor presencia de los
burgos francos, de mayor influjo monástico y de promulgación de la cruzada. No
obstante, la conquista no llevó al exterminio de la población morisca, que
vivió en los pueblos navarros hasta principios del siglo XVI.
En Mendavia el comercio es muy escaso. La
producción es tan solo para el autoabastecimiento. Las vías de comunicación son
muy malas. Una alternativa es el río. Algún intercambio se hace de pieles,
metales y tejidos.
La estructural social es piramidal:
·
El
rey (junto a los barones)
·
La
iglesia y la nobleza (junto a los burgueses francos)
·
Labradores
pecheros
·
Collazos
·
Judíos
y moros excluidos
El rey comparte los poderes con los
barones o rico-hombres, grandes terratenientes unidos por necesidad de defensa
frente a otras potencias militares. La iglesia comparte gobierno a través de
los obispos de Pamplona y Nájera, y de los abades de los monasterios. Por la
influencia y privilegios que tiene, es en Navarra el grupo con más poder
económico.
El otros grupo de hombres libres son los
hidalgos y los francos. Los hidalgos, que nacen con todos sus derechos, y los
francos, nuevos pobladores de los burgos dedicados al comercio, que en el siglo
XI son privilegiados y termina en las luchas entre francos e hidalgos. En el
siglo XIII se organizan las Cortes Generales con representación de
rico-hombres, Iglesia y buenas villas. Mendavia no lo era.
Entre
la población no libre estaban los labradores pecheros, que eran
agricultores, vecinos usufructuarios de ciertos bienes comunales (parcelas,
leña, piedras, esparto, hierbas, agua…). Estos bienes eran de todos y se
repetaban. Hasta 1400 no se podían roturar, por ejemplo. Para gozar de estos
bienes los labradores debían reconocer a un señor
sobre esas tierras al que le debían entregar pechas en trigo o cebada, que
luego sería en dinero, además de comida cuando visitaba la villa.
Más abajo en la escala social estaban
los collazos, que eran campesinos, siervos o peones, propiedad del señor de las
tierras. No son considerados vecinos ni aparecen en las relaciones de fuegos (familias
u hogares) de los pueblos.
Los moros y judíos constituyen grupos
marginados, con poca presencia que se haya podido documentar nominalmente en
Mendavia. No obstante, en el caso de los musulmanes, su presencia como gobierno
durante dos siglos, y su cercanía durante seis siglos más, dejaron huellas
profundas en la organización agrícola, en la religión y en el lenguaje, entre
otras dimensiones culturales.
La conquista de la Ribera estellesa, la
creación de burgos francos, el desarrollo del comercio, algunos años de paz, y
las peregrinaciones a Santiago de Compostela, impulsaron algún crecimiento
económico en la zona, pero sería por poco tiempo. Y en Mendavia, apenas
imperceptible.
Desde el último tercio del siglo XI
queda atestiguada la presencia de pobladores judíos en la zona de Estella bajo
la protección real. La participación de la minoría judía en la configuración de
los burgos de francos fue decisiva. En Tudela hubo presencia judía desde el
siglo X. En Estella desde el siglo XI. Al poco de iniciarse la segunda mitad
del siglo XIII, el número de moradores que integraban la judería de Estella
podría rondar los 150. Entre el siglo XIII y el XIV, familias como los Leví,
Ezquerra y los Calahorra, entre otros, hicieron del mercado de Estella un
activo centro de contratación de créditos. También en la cercana Viana está
documentada la presencia de pobladores judíos.
De villas romanas a villa de Mendavia
El poblamiento de Mendavia fue evolucionando.
El Calvario se sabe que estuvo poblado en la Edad del Hierro y fue, con toda
probabilidad, lo que queda en los documentos con el nombre de Menda la Vieja. Legarda
era un pequeño caserío con iglesia, independiente de Mendavia. Villamezquina es
probable que estuviera situada en la llamada Cuesta de Lodosa, en cuyo terreno
se excavaron algunas tumbas medievales. Respecto a estos diversos poblamientos
medievales, en la Hilera se retaron los caballeros de Mendavia, Legarda y
Villamezquina por un asunto de límites. Don Sancho el Sabio hubo de mediar para
resolver el conflicto. Adicionalmente a estos primitivos núcleos poblacionales,
el monasterio de Irache poseía la heredad de Imas, con tierras y colonos.
Villamezquina y mezquinos
García Sánchez I da a la iglesia de San
Martín de Berberana las primicias de Legarda y Villamezquina (Cart. San Millán,
45).
El significado árabe de mezquino (miskîn, carente de bienes, pobre,
indigente, humillado), puede dar una idea del sentido que se le daba a la
palabra. La primera referencia registrada no califica a personas concretas,
sino a una colectividad, la del actual despoblado de Villamezquina, en 947.
Para referirse a los pobres trabajadores
de la tierra, al uso de voces como homines,
se añaden más tarde casati, mezquinos,
rústicos, etc., y finalmente surgen los términos de collazo, pechero o
laborator. Mezquino se utiliza con mayor frecuencia en la Cuenca de
Lumbier, mientras que rústicos o casatus
en la zona suroccidental, coincidiendo con el dominio de los monasterios de Leire
e Irache, respectivamente.
Monasteriolos, decanías e iglesias propias (siglo XI)
Con el fin de estructurar
eclesiásticamente el extenso territorio adquirido por Sancho Garcés I, el
obispo Galindo de Pamplona, a modo de metropolitano, creó hacia 922 los obispados
de Calahorra, Tobía, Sasau y Deyo, con los obispos Sisuldo, Teoderico, Ferriolo
y Feliza. Mendavia siguió perteneciendo a Pamplona. Junto a ello, este rey Sancho
y sus sucesores dieron impulso a las
órdenes monásticas.
El primer monasterio mencionado en relación
con Mendavia es el de San Martín Barbarana, en 947. Es parte de los 78
monasterios agregados y subordinados al de San Millán de Cogolla. La
subordinación de pequeños monasterios a los mayores implicaba la implantación
de la regla de San Benito, y sucedía cuando así lo decretaban los monarcas.
Algunos documentos de incorporación fueron falsificados para justificar la
pertenencia a San Millán de aquellos monasterios o iglesias cuyo documento de
incorporación se había perdido, y con ello tener algunas ventajas frente a los
reyes. En particular, los documentos de vinculación del monasterio de Mendavia
con el de San Millán está en discusión. Los referidos documentos de San Millán
aportan la siguiente información:
23-V-946: El monarca García Sánchez
junto con la reina doña Teresa otorgan a San Millán de la Cogolla tres villas,
dos de ellas a orillas del río Cantabria, llamadas Barbarana y Barbaraniella,
sitas en Mendavia.
947: En la villa de Barbarana se alzaba
un monasterio bajo la advocación de San Martín; a este monasterio otorga el rey
García Sánchez las primicias de Legarda y de Villamezquina en el arciprestazgo
de Nájera.
Sin embargo, no es tanto en el siglo X
sino en el XI cuando los monasterios navarros se expanden. Se pasa de ocho
monasterios anteriores al año mil a setenta y cinco documentados en el siglo
XI, aunque se debe precisar la terminología anexa a ellos: monasterio, monasteriolo,
decanía, iglesia propia… Las primeras noticias documentadas sobre el monasterio
de Irache datan de 958. Se cree que pudo ser fundado
por Sancho Garcés I en 908 después de que conquistara el castillo de
Monjardín,
antes castillo de San Esteban, aunque no está claramente establecido. En la
segunda década del siglo X, fruto de la expansión territorial realizada por el rey
Sancho Garcés I, adquiere relevancia adquiriendo grandes posesiones mediante
donaciones y compras de otros monasterios. El esplendor llega con San Veremundo
como abad. De este siglo y el siguiente provinieron sus propiedades en la
Granja de Imas, Mende la Vieja y Legarda. Una de las leyendas que se vinculan a
Irache es la de su abad San Veremundo (1056-1098) el cual solía llevar a
escondidas alimentos a los peregrinos del Camino de Santiago que paraban en el
hospital monacal en contra de las disposiciones de la congregación. Escondía
las viandas bajo los hábitos. Cuando los hermanos le interrogaban por lo que
llevaba y le obligaban a enseñarlo, los alimentos se convertían en flores o
leña.
En el siglo XI fueron donados a Irache
12 monasterios por el Rey y 13 por particulares. 36 a Leire, 7 a la catedral. Sólo
con Sancho Garcés se le donaron a Irache 21 monasterios. Cada uno de estos
monasterios disponía de una iglesia, una vivienda, un grupo de hombres que
hacían profesión de vivir bajo una regla religiosa y unas tierras o heredades
de cultivo que les permitían subsistir.
Respecto a la terminología usada en el
siglo XI para los monasterios pequeños, se distingue entre monasteriolos y
decanías. Su organización tampoco dista demasiado de las iglesias propias. Conviene
aclarar las diferencias. La
documentación navarra registra un total de diecisiete monasteriolos, siete de la
abadía de Leire y diez de Irache. No aclaran las fuentes el significado del
diminutivo monasteriolo, que podría
referirse a habitación de eremita. Una idea de como era un monasteriolo la
proporciona el de San Pedro de Aberin, propiedad de Irache: explica el abad
Veremundo que en 1072, siendo lugar desierto y abandonado, lo concedió para
poblarlo a Sancho de Aberin durante la vida de éste; en 1105 el abad Arnaldo de
Irache autorizó la erección de la cofradía de San Pedro de Aberin, a la que
cedió la iglesia, una casa y una viña. Esto da idea de cómo pudieron haber
surgido la ermita de Legarda o el monasterio de San Martín, en cercanías de Mendavia,
en forma de monasteriolos. La primitiva iglesia de Legarda fue construida en el
siglo XI. Su proceso hasta ser propiedad de Irache no es del todo claro. Fue
donada por Sancho el Sabio de Navarra a la de Santo Domingo de la Calzada.
Posteriormente se refundía a Ochanduri. En el documento de donación del año
1067 aparece mencionada como Illa Gardia.
Finalmente pasó a Irache. En el Reinado de Pedro I es mencionada una donación
de iglesia propia de Legarda, en 1095, realizada por el particular Oria
Aznarez, al monasterio de Leire. Como en Navarra existen varias topónimos
semejantes: Legarda, Legardeta o Illa
Gardia, la transmisión documental no se ha hecho con la debida claridad, lo
cual oscurece la investigación para este siglo XI.
Las decanías eran pequeñas explotaciones
agrarias, cultivadas en provecho del señor, por labradores en estado de
servidumbre o semilibertad. Con iglesia o no, estaban formadas, por lo menos,
de un palacio o una casa y la heredad de campos, viñas y huertos. El ejemplo más
ilustrativo acerca de la decanía de dominio eclesiástico la proporciona la
riojana de Briñas, villa con iglesia, que Sancho Fortuñones había adquirido del
rey García Sánchez III en la ribera del Ebro y que donó en 1047 a la abadía de
Leire. Similar a ésta habría sido la donación
a Irache de la decanía de
Imas.
Se conoce comúnmente como iglesia propia
la edificada y dotada por un señor en tierras de su propiedad, como una
dependencia más en su dominio, con derecho a disponer libremente de la misma, a
participar de su rendimiento económico -rentas de dotación y oblaciones de los
fieles- y a elegir el personal eclesiástico pertinente. Podía ser de realengo o
de señorío, según se desprende de las fuentes de Irache y Leire. En no pocos
casos disponía de iglesias anexas o sufragáneas, pastoralmente atendidas por la
comunidad de clérigos de aquella. La diferencia formal entre monasterio y
parroquia era escasa. La clerecía parroquial se componía de un sacerdote ad misas celebrandas y un grupo de
clérigos a los que correspondía cantar alias
horas diurnales et nocturnales; percibían los diezmos y oblaciones de la parroquia,
que en ocasiones dividían con el señor, el obispo o los abades de monasterios
de los que dependían. La parroquia de San Andrés de Mendavia, parece depender
del monasterio de Irache, al menos durante el siglo XVI, a juzgar por los
pleitos sobre su reparación. En las fuentes posteriores de los archivos
parroquiales de Mendavia, en relación con la organización eclesiástica, junto
al prior de la Granja de Imas y Legarda, y el vicario parroquial, aparecen los
presbíteros beneficiados, que tienen la obligación de cantar en el coro
parroquial. Todos reciben su parte de beneficios en grano y otros privilegios.
Los cultivos para el autoabastecimiento
Los monjes de Irache desarrollaron en
sus monasterios y pequeñas propiedades (monasteriolos) el cultivo de cereales y
viñas, las redes viales básicas y los canales para el riego de sus tierras. Su variado
patrimonio se componía de instalaciones de transformación (molinos), tierras de
cultivo permanente (viñedo, cereal, huertos, frutales) y espacios de explotación extensiva (montes,
pastos). En su forma de organización aseguran su subsistencia por medio de un variado
cultivo de autoabastecimiento, por lo que pueden equipararse desde la
perspectiva económica, a las villas romanas.
Hacia la segunda mitad del siglo XI algo
empieza a cambiar en la configuración del manto vegetal de la Navarra Media
Occidental. Lo indica las menciones de roturaciones y plantación de viñas. El ager (cultivo) creció a expensas del saltus (montes y arbustales) que había
dominado. De este crecimiento dan cuentas los documentos de Irache: entre el
siglo XI y principios del XIII, el viñedo documentado en el dominio monástico
de Sta. María de Irache se quintuplica. Con el fin de incrementar los viñedos
los monjes arriendan piezas con la condición de que en ellas se planten vides. Y
desarrollan la interación entre los focos de producción y los núcleos de
consumo de la región, acercando los campos cultivados a las vías de
comunicación, que subrayan la colonización de los espacios. La vía que enlazaba Estella con Mendavia
permitiría a Irache desplazar sus ganados hasta los pastizales de la ribera del
Ebro y posibilitaba una más intensa rentabilización del territorio al facilitar
el transporte de las cosechas a los mercados cercanos.
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