sábado, 8 de junio de 2019

LA GRANJA DE IMAZ, REPASO HISTÓRICO





 http://www.lebrelblanco.com/anexos/atlas-Mendavia-Estella.htm


Propiedad del Monasterio de Irache
Las primeras noticias documentadas sobre el monasterio de Irache datan de 958. Se cree que pudo ser fundado por Sancho Garcés I en 908 después de que conquistara el castillo de Monjardín, antes castillo de San Esteban, aunque no está claramente establecido. En la segunda década del siglo X, fruto de la expansión territorial realizada por el rey Sancho Garcés I, Irache adquiere relevancia adquiriendo grandes posesiones mediante donaciones y compras de otros monasterios.
De este siglo X y el siguiente provinieron sus propiedades en la granja de Imaz, Mende la Vieja y Legarda, en el entorno de la actual Mendavia. Cada monasterio disponía de una iglesia, una vivienda, un grupo de hombres que hacían profesión de vivir bajo una regla religiosa y unas tierras o heredades de cultivo que les permitían subsistir, aunque se debe precisar las variantes terminológicas relativas a ellos: monasterio, monasteriolo, decanía, iglesia propia… Imaz y Legarda corresponden más bien a los que serían monasteriolos, y Mende la Vieja, una iglesia propia.
El esplendor de Irache llega con San Veremundo como abad. Una de las leyendas que se vinculan a Irache es la de su abad San Veremundo (1056-1098) el cual solía llevar a escondidas alimentos a los peregrinos del Camino de Santiago que paraban en el hospital monacal en contra de las disposiciones de la congregación. Escondía las viandas bajo los hábitos. Cuando los hermanos le interrogaban por lo que llevaba y le obligaban a enseñarlo, los alimentos se convertían en flores o leña.
El monasterio de Irache acató la autoridad del obispo de Pamplona en el siglo XII. La granja de Imaz siguió adquiriendo, por donación o compra, nuevas heredades e incluso una participación en los regadíos de la «acequia nueva del Ebro» abierta por el concejo de Mendavia (1321). En el término de Imaz, cuyos mojones con el de Sesma aprobó el gobernador Guerin de Amplepuis (1282), se alzaban a mediados del siglo XIV un palacio mayor vinculado a la dignidad abacial y otros palacios o dependencias del convento de Irache.

Reforma eclesiástica del s. XVI
La reforma eclesiástica del s. XVI surtió efectos también entre las instituciones monásticas. Irache fue afiliado a la Congregación benedictina de San Benito de Valladolid (1522). Esta congregación revitalizó la vida monástica y, de acuerdo con las disposiciones del Concilio de Trento, superó los vicios arrastrados de siglos anteriores. Los abades de Irache pasaron a ser de elección cuatrienal y desde 1652 se escogían sólo entre monjes navarros. No lograron devolver a las abadías todo su pasado esplendor, pues sus numerosas rentas iban decreciendo. Sin embargo, los abades mantenían el prestigio y el poder político que les daba ser miembros del brazo eclesiástico de las Cortes del reino. En la granja de Imaz, la jurisdicción civil y criminal correspondió al abad de Irache, quien nombraba para eso un alcalde. En las edificaciones del monasterio se incluía una capilla dedicada a San Martín. Un nichal albergó una imagen de la Virgen del Pilar.
La parroquia de San Andrés de Mendavia parece depender del monasterio de Irache, al menos durante el siglo XVI, a juzgar por los pleitos sobre su reparación. En las fuentes posteriores de los archivos parroquiales de Mendavia, en relación con la organización eclesiástica, junto al prior de la granja de Imaz y Legarda, y el vicario parroquial, aparecen los presbíteros beneficiados, que tienen la obligación de cantar en el coro parroquial. Todos reciben su parte de beneficios en grano y otros privilegios.

Economía de la granja y cartografía del s. XVII
Además de edificación religiosa, la Granja siguió siendo un centro agrícola de producción de trigo y cebada, y en menor grado de vino y aceite. Recibía una parte de los impuestos de los labradores de Mendavia. Un pago de la villa en trigo, cebada y avena, corresponde a Irache: es el diezmo de Mende la Vieja.
Es interesante establecer la comparación de un mapa satelital actual con otro mapa al óleo probablemente de finales del siglo XVII. Se describe en los archivos como una Vista cartográfica de la vega del río Ebro en la confluencia con el río Salado, entre Alcanadre (La Rioja) y Mendavia (Navarra) y situación de la Granja de Imaz (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Planos y dibujos, Óleos, 35).
La propiedad de Imaz aparece con unas proporciones desmesuradas. Para ello se desplazan los edificios de Imaz hacia el oeste, ganándole terreno a Mendavia. El curso del Ebro aparece transformado. El soto de Imaz se ha trasladado hacia el oeste, y se ha rectificado su curso bajo. Respecto a este detalle, es posible que los cascajales en el Ebro hicieran ganar terreno a la Rioja modificando el curso antiguo, hasta formarse el entrante actual. La distancia entre la desembocadura de Río Salado y Alcanadre también se ha reducido en la pintura con el fin de dar impresión de un terreno de Imaz mucho mayor. Legarda aparece con la grafía de Legaria, desplazada en este caso hacia el este; de modo que al pueblo se le come el terreno de Soto junto al Ebro. Me atrevería a sugerir que este Óleo fue realizado bajo encargo del Monasterio, con el interés aparente de incrementar sus propiedades a costa de las del pueblo.
Es importante observar las estacadas al otro lado del Ebro. Peña Roja, Peña Casa y Peña Prado son fáciles de situar en un mapa actual. Sólo es necesario observar que Peña Roja ha sido desplazada junto con Imaz hacia el Oeste, aproximándose al núcleo poblacional de Mendavia.
Los cultivos de cereal, vides y olivos, y unos pocos frutales, parecen estar representados a grandes rasgos en la pintura. En los montes predomina el cereal. Los cultivos de regadío se dan en las cercanías del Odrón, en sus dos ramales, junto al pueblo y junto a Imaz, y en las desembocaduras, tanto del Odrón como del Río Salado. Adicionalmente, se ve representada la caza del conejo o liebre, con perro, entre los matorrales bajos de Imaz.

Población, derecho de aguas y hierbas (finales del s. XVIII)
En censo de principios del siglo XIX se dice que no tiene más habitantes que “los criados de labranza”, por ser propiedad todo del monasterio.
El derecho de aguas del monasterio, o sus pretensiones sobre el riego con agua del Ebro, acarrearon varios pleitos, a pesar de la aprobación de las Ordenanzas, o tal vez a causa de ellas. En 1798 y 1799 se denunció repetidas veces al prior de Imaz, fray Plácido Gutiérrez, y a fray Félix Peláez, prior de Legarda, por haber roto brazales para regar con agua del Ebro (en La Vega y en Legarda). En la Real Corte se llegó a abrir un litigio contra el Monasterio de Irache por esta causa.
Finalmente, se hizo el amojonamiento con el administrador de la granja de Imaz para señalar lo correspondiente al goce de las aguas vertientes y el Monte Redondo, según expresan las Concordias que la villa tiene con el Monasterio de Irache y a causa de las dudas y dificultades que había sobre el modo de gozar dichos términos, lo que ocasionaba muchas disputas con el administrador de Imaz, sus pastores y criados.
Un lechonero o porquero cuidaba la piara de la granja de Imaz, evitando que los cerdos traspasaran los límites de la propiedad.

Guerra y desamortización del siglo XIX
La casa-granja de Imaz y la basílica de Legarda tenían posesiones que a raíz de la guerra de la independencia quedaron a cargo del ayuntamiento al menos durante dos años, hasta que volvieron los frailes. Durante esos años el terreno se rentó a los mesteros. Durante la Guerra de Independencia, Manuel La Calle aparece como arrendador de las tierras de Legarda, y Antonio Ordóñez de las tierras labradías de la granja de Imaz (1811). El ayuntamiento ajusta posteriormente las cuentas con el Monasterio.
En 1827, se pagan al Monasterio por orden del Real Consejo, los frutos que los monjes tenían en Imaz durante la Guerra de Independencia, y que fueron aprovechados por la villa. Por las tierras de secano en Beraza se paga a los monjes 62 robos de cereal anuales generalmente cebada; o moneda: 658,27 reales en 1824. Hay pagos variables entre 1811 y 1833, pero excluyendo los años de gobierno constitucional (1818-1822). En 1834 se paga lo negado por el gobierno constitucional, los retrasos y lo impedido de pago por la Guerra Carlista. Después viene la desmortización y desaparece este censo.
Aunque se habían dado procesos de desamortización desde el siglo anterior, resultará clave la desamortización de Mendizábal (1836-1837). Hasta entonces, los terrenos desamortizados por el gobierno fueron principalmente los pertenecientes al clero regular. En los años complejos de 1811 a 1836, la granja de Imaz pasó sucesivamente de manos del Ayuntamiento a manos de los monjes. En 1830 estaba en manos del Ayuntamiento, pero en 1831 y 1832, estaban al frente los abades. Fray Pedro Briones (1817), Fray Cayetano Álvarez (1818, 1920), Fray Braulio Cónsul (1823), Fray Ramón Fernández (1824), Fray Tomás Pérez (1831) y José Martín (1832) son algunos Priores de la Granja.
Con Mendizábal, la granja de Imaz volvió a manos del Ayuntamiento de Mendavia, que las arrendó por muy poco tiempo. Con el control territorial de los isabelinos liberales, hacia finales de 1837, pudo concretarse definitivamente la desamortización de la granja de Imaz en Mendavia cuando, como premio y recompensa de sus heroicos hechos de guerra, las cortes españolas se la condonaron a Martín Zurbano.

Familia de Martín Zurbano, propietaria
En la granja de Imaz vivieron el matrimonio de Hermenegilda Martínez Badarán y Martín desde 1837 hasta la muerte de este en 1845, con las ausencias de Martín propias de su vida militar. En 1844 Eustaquio Nieto era dependiente y Guarda de la Granja de Ymas y representaba al general D. Martín Zurbano, en los pleitos ordinarios por agua, en Mendavia. La bodega, para ese año de 1844, presentaba un inventario muy limitado: una cuba como de doce cargas de cabida vacía y en muy mal estado. Dos pipas como de a dos cargas cada una vacías y en muy mal estado. Dos comportas castellanas viejas. Nueve tinajas vacías de a doce cántaros de cabida cada una. Un cubetillo viejo. Tres cántaros de barro para agua.
Después de 1845, la viuda de Martín siguió viviendo en Imaz hasta el 2 de enero de 1861, fecha de su muerte, ocurrida a sus 56 años. Fue sepultada en el cementerio de Mendavia.
Un par de situaciones conflictivas son dignas de mención. En 1845, la citada viuda hace un inventario por haberse procedido al embargo de sus bienes por parte del capitán general de esta provincia. En el inventario de bienes raíces consta el arriendo a don Laureano Ibar Navarro del edificio con sus hierbas. Además de 500 robadas adicionales en otros arriendos. León Zalduendo le entrega formalmente algunos bienes de la granja, una vaca entre ellos, pero no las tierras. El 19 de diciembre de 1858 se reunió la Veintena, presidida por el Sr. D. Isidro Vidondo, Alcalde Constitucional de Mendavia, y presentaron una denuncia contra la viuda del general Zurbano, por impedir conducir piedra de Imaz a Mendavia. La Veintena, en represalia, acordó no dejar correr el agua por la Madre llamada de Carraimaz.
Dos años después de la muerte de Hermenegilda, se conoce por un Pleito Civil Ordinario, en 1863, que Ángel Ximénez es dueño de la granja de Imaz, y demanda al ayuntamiento sobre el derecho que tenía a gozar de las hierbas del ejido de la Viñas y prado de la Melera.
Desde el fallecimiento de Hermenegilda en 1861, su nieta Milagros mantuvo un pleito por la granja de Imaz que su abuela había donado al administrador Juan López. La justicia le dio la razón a Milagros y en 1869 recuperó dicha propiedad. Años más tarde, la finca de Imaz aparece en venta en El Eco de Navarra (1897 febrero 18). En agosto se publica el arriendo de sus hierbas. Las propietarias eran María Barbería y hermanas. Francisco Diez de Ulzurrun, residente en Pamplona, es el anunciante de la venta. José Modet se encarga del arriendo de hierbas.

Propietario Jiménez y conflictos en torno a las tierras
En noviembre de 1898 era administrador de la granja de Imaz José María Modet y pidió a la diputación, en nombre de las propietarias de la granja, el plano general de la misma. El 16 de abril de 1899, la tía de José María, Agueda Dorotea Narcisa Mauleón Jiménez, nacida en 1846 en Mendavia, ya viuda, adquirió la granja de Imaz por escritura otorgada en Pamplona ante el notario Polonio Escola.  Pasó más tarde la Granja a su hijo Ángel Jiménez.
El movimiento de obreros campesinos crece en el entorno de Mendavia y algunas situaciones de consideración se dan en relación con la granja de Imaz. En 1912 se tiene noticia de la cercana sociedad fabril en Lodosa que recolecta una gran cosecha de patatas y a ella le encargan la recolección de 5.000 robos de maíz en la granja de Imaz. Se trata de un modelo cooperativista de organización campesina de Lodosa, pero sin ese tono de denuncia sobre la propiedad con el que aparecerá después.
La conciencia política iba en aumento. Y así, en Mendavia, el año 1914, los jornaleros se organizaron en torno al Centro Obrero (UGT) y a formaciones anarquistas, y continuaron haciendo roturos, sobre todo en terrenos de los corraliceros y en la granja de Imaz, exigiendo el reparto de las tierras en manos de los grandes propietarios. En la granja se cultiva y se crían animales, pero buena parte de la propiedad permanece inculta. En 1927, Ángel Jiménez, dueño de la granja de Imaz, ofrece en venta 500 carneros (Diario de Navarra, 30-6-1927 y 5-7-1927). A finales de octubre de 1931, 500 campesinos mendavieses deciden salir a roturar las corralizas, siendo desalojados por la guardia civil (Diario de Navarra, 25-10-31). Ángel Jiménez escribe un telegrama el 23-10-1931 a la Comisión Gestora informando de roturos y daños en sus tierras. Es necesario que acuda el Gobernador y, en una reunión con la UGT y propietarios, acuerdan la entrega de los terrenos al ayuntamiento y su posterior reparto, tras el pago convenido a los corraliceros (ABC, 27-10-1931). Este procedimiento fue interrumpido. En 1936 los jornaleros roturan y siembran los terrenos de Imaz. Durante la guerra civil, a dos mes de haber sido tomado el pueblo por los golpistas, el 2 de octubre de 1936, el gobernador de Navarra autoriza al alcalde Fermín Martínez de Luco y a Máximo García, de la Junta de Guerra, a apropiarse de unas 700 robadas que habían sido sembradas colectivamente por los campesinos pobres unos meses antes; para ello reclutan a los hombres del pueblo más pobres, y a los de izquierda presos en el cuartel, y se les lleva con un brazalete blanco, a realizar trabajos de recolección (maíz y remolacha, sobretodo). Algunas mujeres recuerdan haber llevado la comida a sus padres. Fue trabajo esclavo, no pagado. De los mismos detenidos nombraban encargados de grupo de trabajo. Los jornaleros detenidos no podían regresar a sus casas: dormían en Imaz. Se organizó como campo de reclusión y trabajo. Cuentan que el Jefe de la Falange acompañaba en horas de la noche con el fusil al hombro a dos de los detenidos para echar el agua desde la Central eléctrica. Hacían el camino a pie entre Imaz y la Central, en el Río Nuevo. En cierta ocasión, transcurridos varios días, les hizo el encargo, a ellos solos, de echar el agua. Al regreso, uno de ellos quiso pasar por la casa de su mujer. Se puso de acuerdo con el otro para que fuera lentamente y lo esperara en un punto del camino, antes de llegar a Imaz. Con esa pequeña treta pudo verla esa noche. Lo recolectado en Imaz ese año se lo quedó la Junta de Guerra. Al poco tiempo, las tierras de Imaz serían entregadas por los sublevados a su anterior propietario, el terrateniente Ángel Jiménez. S. M., labrador y falangista destacado, había ido con un grupo de ellos a pedir reparto. Ángel Jiménez convocó a la guardia civil, haciéndoles ver lo engañoso de sus promesas. Eso sí, como medida práctica, a los pocos años empezó a ofrecer algunas de esas tierras a renta.
La Granja pasó del padre Ángel Jiménez, al hijo Ángel Jiménez, casado con Rosario Palacios. Al morir trágicamente sus dos hijos varones, la finca pasó a José María Sanz Pastor (hijo de José Mª Sanz, antiguo rentario de las hierbas del Encimero).

Las tierras y edificios después de 1980
Tras la muerte de Franco, el gobierno adquirió las tierras de Imaz y las vendió a los campesinos del pueblo, organizándolas en lotes. El edificio fue adquirido más tarde por empresarios que instalaron, tras las reformas pertinentes, la Bodega Barón de Ley.
La granja, actualmente, se compone de una serie de edificaciones muy transformadas que se organizan en torno a un espacioso patio cuadrado. De entre ellas destaca una construida en sillarejo, con muros reforzados por cinco contrafuertes cilíndricos con remate cónico. Otros edificios nuevos o restaurados completan la estructura para responder a su uso como Bodega. Resaltan dos escudos del siglo XVII, uno de comienzo y otro de finales.
Fuera de este recinto queda un edificio rectangular al que llaman la ermita, que debió de ser la del patrón San Martín, y un torreón circular de sillería.




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