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La primera guerra carlista
En 1833 muere Fernando VII de España. Su
esposa María Cristina es regente por la minoría de Isabel II, de tan solo 3 años. En Navarra se dividen las posiciones sobre la
sucesión real. La Diputación proclama a Isabel I (II de España) como reina. Otros
apoyan a Carlos de Borbón. Es la primera guerra carlista (1833 - 1840). Los levantamientos
carlistas son paulatinamente sofocados por el ejército liberal. Se trataba de una
guerra de guerrillas limitada a dominar pequeños enclaves estratégicos. Es en la
merindad de Estella donde tienen lugar acciones importantes y donde destaca Zumalacárregui
como estratega militar.
La actitud mayoritariamente favorable de
la Iglesia al absolutismo causa que la mitad de los 64 obispados españoles estén
sin cubrir y cuatro obispos estén exiliados en 1834.
En 1835 Mendizábal es nombrado Jefe de Gobierno.
Se disuelven todas las ordenes religiosas, excepto las hospitalarias, por su apoyo
al carlismo. En 1836 se decreta la desamortización, ordenando la venta de los bienes
de las ordenes religiosas disueltas; y se suprime el pago de diezmos y primicias.
Luego dimite Mendizábal como Jefe de Gobierno al enfrentarse con la Reina Regente
Mª Cristina. Un motín popular obliga a Mª Cristina a restablecer la Constitución
de 1812. En 1837 se promulga una nueva Constitución española. Sólo un 2,2% de la
población son electores.
La guerra carlista en Mendavia
Los años 1833 y 1834, al comenzar la guerra, Mendavia no entrega
la partida del censo al Duque de Alba. El grano se empleó para raciones de las tropas
isabelinas. La guerra de los Siete Años mostró
su horrible rostro en Mendavia. La enfermedad del cólera se hizo presente en 1833
con más de 100 muertos en un mes. No hay referencias de arreglos en la escuela ni
de maestros contratados en todos esos años. Hay nueve muertos por violencia, cuatro
ahogados, dos cuerpos de vagabundos encontrados congelados, dos soldados muertos
en los campos.
En el año 1836, Mendavia es utilizada para el suministro de paja de las tropas isabelinas.
Con el control territorial de los isabelinos liberales, hacia finales de 1837, pudo concretarse la desamortización de la Granja de Imas en Mendavia.
Movimientos militares casi permanentes:
El 9 de julio de 1834 se instala en Mendavia el cuartel general
contra los carlistas de Zumalacárregui. Se reúnen los tenientes generales marqués
de Moncayo y D. José Ramón Rodil, encargándose éste del ejército de operaciones
del Norte, junto con una fuerza de Portugal. El plan de Rodil es atraer a los carlistas
hacia el Ebro. Mientras sus tropas van hacia Vitoria, el general, desde Mendavia,
dirigió una proclama a los navarros. Luego se encamina a Estella.
El 19 de agosto
de 1834 la caballería carlista sorprende en Viana a la realista de la columna Rodil,
mandada por el Coronel Amor y se produce un enconado combate con grandes pérdidas
en ambos bandos. A fines de septiembre se dan a la retirada el coronel Amor y el
brigadier Marcilla con sus hombres, desde Sesma hacia Mendavia, tras verse en inferioridad
frente a los carlistas. Pasan las tropas por Mendavia y al menos unos cántaros de
vino se llevan (Audiencias, 1835). Otros de sus contingentes huyen hacia Lodosa.
El ejército isabelino al mando de José Ramón Rodil, tras su desafortunada campaña
realizada durante el verano de 1834, tratando de destruir las tropas de Tomás de
Zumalacárregui y apresar al pretendiente Carlos de Borbón, había quedado muy disminuido
de fuerzas a finales de septiembre de 1834. Rodil fue destituido y encontrándose
en Pamplona, recibió el 28 de septiembre de 1834 la orden de entregar el mando.
En abril de 1835, de nuevo son los llanos de Sesma y Mendavia
lugar de reto entre los ejércitos de D. Juan y de Isabel. Pero no entran en acción.
El mes de diciembre el general carlista Iturralde
ocupa con 12 batallones Los Arcos y Mendavia, para vigilar los movimientos de los
isabelinos.
En febrero de 1836 cruzan el Ebro dos compañías de infatería (200
hombres) y 60 caballos de los carlistas. Están comandados por un canónigo de Sigüenza,
Vicente Batanero. Salieron desde Oñate, pasaron por Sesma y se dirigieron a Guadalajara.
Pasaron el Ebro por el vado de San Martín en el Soto de Mendavia entre Arrúbal y
Agoncillo. Se enfrentaron con patrullas realistas que, con débiles fuerzas, se ven
derrotadas. Los carlistas mataron a dos e hirieron a varios. Se llevaron prisionero
al oficial Torres. El uniforme carlista es capote gris, pantalón rojo, boina azul
con borla blanca. A los soldados les dieron un duro y un escudo de latón en el pecho
con un una leyenda: Virgen Santísima, protégenos. Los de caballería llevan capotes
colorados. Días después varias columnas y tropas isabelinas los acechan.
El 8 de junio regresa a Mendavia, desde los Arcos, la columna
de la Ribera, compuesta por 800 infantes
y 400 caballos. A las siete de la mañana del día siguiente la columna partió para Lodosa con
un convoy de paja. El día 18 sigue en Lodosa. En
la tarde vuelven a ocupar Mendavia, y a las siete y media de la mañana del 19 parten para Lodosa
con más de 100 cargas de paja. El 22 vuelven a Mendavia y a las 3 de la tarde parten
para Sesma por Lerín, y una partida con paja hacia Lodosa.
El día 13 de julio de 1836, el carlista Basilio García pasó por
el vado de Agocillo frente a Mendavia con 80 caballos y 1250 infantes, hacia Murillo
de Río Leza. El capitán Martín Zurbano sale en su persecución, apoyado por parte
de la brigada de Bernuy. El 23 de julio pasan
por el vado unos 1300 infantes y 50 caballos al mando de Batanero y Basilio
en dirección a Murillo y Galilea. A los pocos días contramarchan desde Mendavia,
y se dirigen a tomar Oteiza. Iribarren y Benell los enfrentan y les hacen retroceder.
El día 14 de agosto, la columna carlista que había en Mendavia se repliega hacia
Los Arcos. La columna de Basilio también se ha retirado hacia Baltrojar. Bernuy
y Zurbano los persiguen. Iribarren los apoya desde Lodosa.
En enero de 1837 el coronel carlista Conrad (mercenario a quien
sus hombres llamaban padre) vaga de Larraga
a Mendavia con 6 batallones y 3 escuadrones polacos, exigiendo a los pueblos raciones
con amenaza de incendio y saqueo.
En mayo de 1837 el general Iribarren envía una
columna de infantería y 900 caballos sobre Mendavia y alrededores para observar
al enemigo carlista. El 15 de junio dos batallones de Navarra y 3 escuadrones carlistas
atraviesan el Ebro por Mendavia y sorprenden a 35 nacionales que se llevan prisioneros.
Su objetivo era llamar la atención sobre Espartero, que amenazaba Estella.
En agosto, el comandante de la primera division de la Ribera lleva
a Mendavia más de 1000 robos de trigo, mucha cebada y 300 cabezas de lanar para
obligar al pueblo a pagar raciones que debe al ejército. Cinco hombres de la partida
de Alcanadre que habitaban en Mendavia son aprehendidos con caballos y armas. Unos
30 más son sitiados en la iglesia. Los isabelinos los detienen porque habían interceptado
varios correos llevándolos a Estella.
El 29 de diciembre de 1837 atraviesa por el vado de San Martín,
frente a Mendavia, aprovechándose de una densa niebla, una expedición carlista al
mando de Basilio García, con 5 batallones y 1 escuadrón, con una pieza de montaña,
hacia Corera. El General Segundo Ulibarri sale en su persecución el día 30, desde
Miranda. El 1 de enero de 1838 Ulibarri sale de Logroño hacia Ausejo. Basilio va
hacia Soria y lleva ventaja. A fines de enero
las tropas de Basilio han sido alcanzadas y destruidas, atrapando 200 prisioneros. En febrero, escarmentado el enemigo en los vados
de Mendavia y Alcanadre, dejan cubriendo el Ebro a la caballería y la columna del
coronel Zurbano.
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