viernes, 25 de noviembre de 2016

TEMPLOS Y ORGANIZACIÓN RELIGIOSA

Nuestra Señora de Beraza

La patrona de Mendavia era Nuestra Señora de Beraza. La devoción era muy antigua. Tenía dedicada una ermita a unos dos kilómetros al norte del pueblo. Su fiesta se celebraba el día 8 de septiembre. El Ayuntamiento tenía hecho voto de ofrecer ese día una misa con salve y una romería. Cathalina de Ulzurrun, en 1601 dejó como testamento a esta patrona una carga de trigo.
Durante siglos la devoción de los mendavieses por su patrona se veía reflejada en numerosos actos como rogativas, novenas y procesiones con su imagen para pedir lluvias, con motivo de enfermedades persistentes, etc. Hicieron rogativa a la patrona Ntra. Sra. de Beraza al menos en los años 1699, 1700, 1702, 1705, 1706, 1710, 1712, 1713, 1716, 1724, 1727, 1754, 1764, 1767 y 1798.
A lo largo de los años el edificio se iba resquebrajando y una visita del señor obispo obligó a restaurar la ermita o mandaría quitar el culto. Los mendavieses repararon la cúpula y adecentaron la sacristía. Joseph fue el maestro arquitecto. El 2 de octubre de 1713 se terminaron las obras.  Ese día se trasladó la  imagen de Ntra. Sra. de Beraza a la capilla nueva. Se celebraron corridas de toros en honor a la Virgen, y se mataron 2 toros. La villa pagó 40 ducados y los toros los pagaron los vecinos (1713).
La ermita de Beraza tenía un ermitaño que en la mayoría de las ocasiones vivía en ella hasta su muerte, siendo enterrado bajo el altar de la Virgen. En los archivos municipal y parroquial se registran cada año los gastos en luminarias, así como las mandas de los devotos que dejaban sus bienes para el culto o aumentaban la ganadería de la ermita donando bueyes, vacas o toros bravos.
En 1738, Gregorio Martínez, ermitaño de Nuestra Señora de Beraza, mandó que se celebrase en dicha basílica cada 13 de septiembre, una misa en el altar de Cristo, y una salve delante de Nuestra Señora. Para pagar dicha fundación, dejó unas vacas y novillos que se vendieron a remate de candela.
Tenía la ermita un hermoso huerto y tierra de labranza, a la cual se añadieron, en 1792, 100 robadas, con el fin de nombrar capellán a un hijo de Ramón Ordóñez, y una pieza de 25 robadas de regadío en el paraje que llaman El Altillo.
El deterioro, con el tiempo, fue imparable y la última anotación que se encuentra sobre el culto en la ermita es del 15 de noviembre de 1825. El cabildo parroquial anota haber cobrado del ayuntamiento 18 reales por una rogativa, procesión y salve con la Virgen de Beraza.
En 1850 estaba la ermita casi derruida. Hacia 1900, ya casi en ruinas,  la ermita fue transformada en corral ovino. Se ha llamado el corral de Beraza. De la ermita se conservó la pila del agua bendita. Una imagen de Nuestra Señora de Beraza se encuentra en la parroquia de Mirafuentes; y hay quienes aseguran que es la de Mendavia, aunque se desconoce el momento de su traslado.

Reliquia de San Gregorio

La basílica de San Gregorio Ostiense guarda las reliquias de este obispo de Ostia que, según la tradición, vino a predicar a nuestra tierra enviado por el papa Benedicto IX con ocasión de una peste que asolaba La Rioja y Navarra. Murió estando en La Rioja el 9 de mayo de 1044. La iglesia se alza en el el monte de Sorlada, lugar donde cayó el animal que transportaba sus restos.
El cuerpo del santo reposa en la basílica. La cabeza recubierta de plata es objeto cada año de un ritual que en tiempos anteriores tuvo una gran importancia en toda la comarca. El agua que se introduce en el cráneo de San Gregorio era y es, hoy día en menor medida, utilizada para combatir las plagas del campo. Así mismo, muchos devotos imploran que les libre de la sordera, ya que se le considera patrón de los sordos.
Cada año los pueblos de la comarca enviaban a un cura que, tras decir misa en la basílica, traía el agua con la que se bendecían los campos, colocando en éstos una pequeña cruz de madera para que los protegiera.
Cuando la plaga era tan grave que peligraban las cosechas, se pedía que la cabeza del glorioso San Gregorio visitara la localidad afectada, y a pesar de los importantes gastos que originaba su traslado, su presencia era muy solicitada.
Los de Mendavia en 1772 tuvieron una plaga de pulgón “cuquillo y otras semillas”, que obligó al ayuntamiento a enviar a Antonio Sádaba a Cascante, donde estaba en aquel momento la reliquia, a solicitar que viniera al pueblo con urgencia. Al llegar se hizo procesión general por los campos y estuvo en Mendavia dos días, lo cual ocasionó un gasto de 264 reales.

Excomunión

Bernardo Ximénez fue excomulgado hasta cumplir la voluntad de su madre, que le ordenó decir 200 misas. Para que no pretenda ignorancia, se publica el auto en el ofertorio de la misa, y se le impone además cuatro reales de multa (1722).

Arca de misericordia y préstamos de trigo

El Arca de Misericordia era una antigua institución, organizada desde los dos cabildos, que en años de escasez prestaba trigo a los labradores para poder sembrar. Lo recuperaban en especie. En ocasiones además de trigo se repartían alimentos.
En 1700, 1708, 1710 y 1711 se prestan a los vecinos entre 500 y 800 robos a causa de los malos tiempos y malas cosechas. Se deben devolver en agosto. En 1752, 1764 y 1788 constan más préstamos.
Algún detalle de la organización de estos préstamos se presenta en 1763, en que a causa de la piedra resultó corta la cosecha. Los cabildos determinan que Andrés García y Xavier García, vecinos de la villa, “personas inteligentes y prácticas, enterados de los sujetos que se hallan precisados de sembrar y los barbechos que tienen preparados, formen cuadrillas, y estas cuadrillas mancomunadamente reciban el número de robos de trigo que vayan a sembrar, y se obliguen mancomunadamente a pagar cada robo al precio que corriere en los mercados para el día de San Miguel, 29 de septiembre de 1764”.
Hay ocasiones en las que sólo se hacen algunos préstamos a particulares: 12 robos de trigo prestados a Joseph, maestro arquitecto de la Basílica de Beraza (1712); al maestro de escuela, al bueyero, que cuidaba la ganadería concejil, y al vaquero (1747).
Cuando no había trigo en el granero para prestar, el cabildo compraba trigo fuera. En 1724 pidieron 2.000 robos de trigo al monasterio de Irache. En 1748 se compran varias partidas. En 1771 Ramón Ordóñez mayor, Alcalde, compra 200 robos de trigo en el Reino de Castilla, por 2.400 reales,  a 12 reales el robo. En 1775, en similares circunstancias, el Alcalde Balentín Ordóñez, compró 1.500 robos. El precio fue de 8,5 reales el robo. En 1777 se recuperan 6.375 reales de los prestados con anterioridad. En 1780 compran trigo endeudándose en 2000 pesos, pues el precio del trigo había subido a 4 pesetas. Todas estas operaciones de endeudamiento y compra fuera del Reino las autorizaba el Real Consejo.

ALGUNAS TRADICIONES

La vida de los habitantes de Mendavia se regía por las celebraciones de los santos, Navidad, Semana Santa, carnestolendas... Las principales actividades tomaban como punto de referencia el antes o después de San Juan (24 de junio), San Miguel (29 de septiembre), San Martín (11 de noviembre) o San Andrés (30 de noviembre).

Toros         

A partir del siglo XVIII la principal fiesta era San Juan Bautista celebrada el 24 de junio, con corridas de toros. Entre los ganados de los particulares se apartaban desde mayo los toros bravos que se habían de correr en la villa por San Juan. Quedaban al cuidado del boyero o pastor de la ganadería concejil que cobraba en trigo (Pedro Lizanzu, 1709, 2 robos de trigo; Domingo Ganuza, 1759; Santiago Roytigui, 1772, 6 robos de trigo). Los toros venían al pueblo arropados por vacas. La recogida de los toros también se hacía con vacas y novillos.
Los desperfectos en los panificados, viñas y demás frutos de los vecinos, o en otros bienes, que ocasionaban los toros hasta el día 26 de junio, los pagaba el ayuntamiento. En ocasiones los pastores alegan que los toros se quedan por los campos del Rubio, riñendo entre ellos y no hay modo de recogerlos. Igualmente los daños que sufrían los toros, eran responsabilidad de la villa. Había cobradores del libro de daños que se encargaban de estos cobros (Joseph Rodríguez, 1749; Manuel Aragón, 1783).
A veces son los toros los afectados. Dependiendo las circunstancias, así son los pagos. A Joseph Jemero (1729), Bartolomé las Peñas y Mathias Balerio le deben pagar 64 reales por llevar a la plaza uno de sus toros que resultó con heridas. A Ana María Bazán (1736) le matan un novillo en la corrida de San Juan y se lo pagan en repartimientos de los vecinos. A Juan Bautista Ibarra (1741) el Regimiento le paga 6,5 ducados pues a su toro le saltaron un ojo. A Manuel de Urbiola (1789),  el pastor Beremundo García debe pagar  8 pesos por llevarse uno de sus novillos a correr en la villa de Agoncillo y en Mendavia sin su licencia, quedando el novillo ciego.
Para la fiesta se acondicionaba la plaza cerrándola con tapias de adobes, puertas, carros y galeras, tarea que ejecutaban los vecinos a bereda. Algunos arreglos los pagaba el Regimiento. En 1750 el herrero hace una docena de banderillas y pone unos clavos de refuerzo en las barreras de la plaza. En 1773 se enyesan unos pilares caídos, se hacen nuevas tapias y se levantan con adobe las paredes del toril y la plaza. En 1799 se ponen en bereda 500 adobes a 1,5 reales el ciento.
En 1754 el arrendador de la carnicería (Joseph de Arróniz) se comprometió a dar un ''toro de muerte" para la festividad de San Juan.
Cuando había algún acontecimiento extraordinario los mendavieses lo celebraban con festejos taurinos. Por el nacimiento del príncipe Luis I (25 de agosto de 1707), hijo de Felipe V y María Luisa de Saboya, se hizo una corrida de toros y se mató un toro. El gastó se repartió entre los vecinos. Algún problema se ocasionaba para los pagos, pues no todos estaban de acuerdo con esos gastos, o el presupuesto familiar no alcanzaba. Al nacer el tercer hijo del rey, en 1712, de nuevo se festejó con vino, pan y queso, y corrida de toros para los vecinos. En esta ocasión pagó el Regimiento. Similares festejos se dieron el 2 de Octubre de 1713 con ocasión del traslado a la capilla nueva de la imagen de Ntra. Sra. de Beraza. Se mataron 2 toros. La villa pagó 40 ducados y los toros los pagaron los vecinos (1713). La llegada del virrey se festejó con comida de 46 conejos y corrida de toros (1724).
Una inversión particular hacían los mozos. Entre varios compraban un toro del que eran "porcionistas", y lo llevaban a correr por los pueblos vecinos. Por audiencias de 1727 y 1748 se constata que no era fácil llegar a acuerdos sobre la utilización de estos toros. Pedro Sádaba, Miguel González, Juan Miguel Alonso, Joseph Ordóñez, Ramón Marquínez, Mauricio Fernández, Santiago Onofre, Sebastián Romeo y Jacinto Ocáriz se ven envueltos en estos negocios.

Fiestas menores

Otras fiestas a lo largo del año se relacionaban con fechas religiosas en memoria de los santos o la vírgen María. El Ayuntamiento tenía hecho voto de celebrar al año tres misas: el 1 de junio, en Legarda, con salve; la segunda el 8 de septiembre en Beraza, también con salve y la tercera con toda solemnidad y el Sacramento expuesto y procesión, la mañana de Resurrección.
Mientras existió la ermita de Beraza, patrona antigua de Mendavia, se iba en romería a su ermita el 8 de septiembre.
San Gregorio, el 9 de mayo, era la fecha determinada para entregar el diezmo de los corderos. Los pastores, casi siempre roncaleses y de "Baxanabarra", y mesteros con sus rebaños acudían al pueblo para que el vicario señalar qué corderos tenían que entregar de diezmo. Había varios encargados, como "cogedor de corderos" y otros muchachos, que sujetaban los elegidos. La fiesta era grande, la Vera Cruz sacaba su arquilla de las Animas, los pastores generosos daban abundantes limosnas y los mesteros corderos.
San Blas se celebraba con bendiciones de alimentos para personas y animales. San Roque era día de obligada comida en el campo a las orillas del Ebro. El día del Ángel parece reminiscencia de algunas fiestas de pastores.
Celebraban además rogativas, bodas, bautizos..., incluso, ya de un modo más familiar, la matanza del cerdo, de la que las familias hacían partícipes a sus vecinos con un presente de trozos de cerdo envueltos en una hoja de berza.
Los pastores tenían unas fiestas específicas en la que los amos invitaban a comer, con arreglo a la costumbre: la víspera de Todos los Santos, Carnestolendas, Navidad y San Gregorio.

Juegos y apuestas


Desde antiguo se jugaba en el frontón al juego de pelota, que daba nombre a una calle, al parecer cercana al lo que hoy es la del Prado. Los juegos de cartas, dados, zacanete..., daban lugar a que los hombres perdieran no sólo su dinero, sino sus bienes: animales u otras posesiones. Eran frecuentes las apuestas en el juego de pelota, y en el arrastre de piedras con bueyes.

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