martes, 10 de noviembre de 2015

PECHAS ECLESIÁSTICAS

Pechas al Monasterio de Irache, por el censo de Mende la Vieja

Adicionalmente, se pagaban 62 robos de trigo por el censo de las tierras pertenecientes a la Iglesia de san Andrés, antigua parroquia de Mendavia, dependiente del Monasterio de Irache, junto con Imas y Legarda. Los vecinos pagaban al tesorero del ayuntamiento sus robos respectivos de trigo y el ayuntamiento se encargaba de llevar los 62 robos al Administrador o al Prior de la Casa y Granja de Imas. Los pagos de los vecinos se llevan en libro aparte.

Primicias, diezmos, libros de tazmías y graneros

El cereal recaudado por el Ayuntamiento de las rentas de las tierras se guardaba en el granero de la villa. En 1723 se hizo un pequeño gasto para reparar este granero. En la villa había otro órreo particular (“de la iglesia” o “de Mende la Vieja”) en el que entraba toda la primicia y la mitad del diezmo de Mende la Vieja. Esos frutos los percibía el señor Abad de Irache. La mitad restante de diezmo de Mende la Vieja entraba en el órreo común.
Existían en las parroquias los llamados libros de tazmías en los que se recogían los pagos de diezmos y primicias a la Iglesia y el modo de distribución de tales impuestos. Tazmía  es,  en una  de sus acepciones, la distribución de los diezmos entre los beneficiados de ellos. Los libros se establecieron como obligatorios a partir del Concilio de Trento, pero su apertura efectiva en las parroquias tardó algún tiempo. Sólo en el siglo XVII comenzaron a llevarse estos libros y no con excesivo cuidado.
El diezmo era una prestación en especie que los fieles pagaban a la Iglesia. Consistía en  cierta parte, generalmente la décima, de  los  frutos obtenidos en la labranza de  los  campos y crianza de animales. Se diezmaba de los cereales básicos (trigo, cebada, centeno y avena) con sus diversas variedades. De las legumbres, sobre todo habas y alubias, aunque también arvejas y garbanzos. Se diezmaba de vino, oliva, frutos secos, de todo tipo de producto hortícola (ajos, cebollas, zanahorias, puerros y nabos), de lino y de cáñamo.
La norma común era que de los cereales principales y del vino siempre se diezmase. De las especies de cultivo secundario, se diezmaba en especie, en dinero o estaban exentos. El ganado también diezmaba, aunque existían muchos lugares donde estaba exento. Los animales de corral (aves y ganado menudo) acostumbraban a no pagar diezmo. La introducción de nuevos cultivos, como la patata y el maíz, y su contribución al diezmo trajo múltiples contrariedades que los Sínodos de Obispos quisieron solventar.
Era frecuente encontrar heredades que no diezmaban ni pagaban primicias o que se resistían a hacerlo. Esto ocurría con ciertas propiedades del monasterio de Irache. En 1798 existe una causa en el Tribunal Eclesiástico contra el Monasterio de Irache, por las Primicias de Mende la Vieja.
El primiciero se encarga de recoger las primicias. El mayordomo se encargaba de custodiar el granero. Los dos cabildos (eclesiástico y civil)  se ponían de acuerdo para el nombramiento de primicieros y mayordomos. En Mendavia, el 10 de enero de 1747, en presencia de los dos cabildos, eclesiástico y secular, nombran primiciero a Blas de Urquizu, con el salario de 20 ducados.
Sobre el resto de la producción, no sujeta a pecha abadial, la autoridad civil se encargaba de recolectar los frutos de diezmos y primicias y llevarlos al órreo común. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, el diezmo fue considerado como un tributo más que favorecía la riqueza pública y no sólo a la Iglesia y, por tanto, era el que permitía mantener al clero, sostener el culto, socorrer a los pobres, aliviar las necesidades en tiempo de calamidad y ser un asidero de la tierra o el rey cuando lo reclamasen. Al órreo común entraba, y del órreo común salían tales gastos. Con los diezmos se atendía al  sostenimiento del culto y clero. Además,  se  ayudaba a ciertos establecimientos de  educación o se empleaba con fines de asistencia social. Así aparece reseñado en los capítulos de cargas y reparto de las tazmías anuales. Los vecinos de Lodosa y Sesma también pagaban el diezmo de las tierras que arrendaban en Mendavia.
Desde antiguo hubo problemas por el diezmo. En 1703, el Sr. Obispo y el Abad de Irache intentan poner un pleito sobre los diezmos de pollos y ganado de cerda de Mendavia. En 1756 el Cabildo Eclesiástico mantiene un pleito contra al Obispado de Pamplona en relación con los diezmos de trigo, vino, olivas y todo género de frutos y hortalizas que se recogieren; además de árboles frutales, trigo, cebada, garbanzos, alubias, habas, arvejas, hortalizas, cáñamos, linos y otros granos y semillas, recogidos en las tierras del Nuevo Regadío. Se pide que se paguen sin excepción,  de diez uno; y lo que vendieren en verde o en seco, que paguen el diezmo en dinero. Con pena de excomunión para quien no diezme.
Un diezmo importante en Mendavia es el de los corderos. El 9 de mayo (San Gregorio) de 1776, sirva de modelo, se recogen como diezmo 315 corderos. El reparto se hace así: Primero, se asigna uno al Abad de Irache y dos para el Mayordomo del Cabildo (Lino Ordóñez). Del resto, para el Obispo una cuarta parte, 78. Quedan 234. La mitad de éstos para el Abad de Irache, 117. A cada uno de los siete beneficiados, 15 corderos, son 105. Quedan 12.  7 corderos y medio al Beneficiado de media ración.  Quedan 4 corderos y medio que no se explica a dónde van. Componen el cabildo eclesiástico en esa fecha Lino Ordóñez, José Rodríguez, Pedro Herce, Ramón Carasa, Juan Antonio Zalduendo, Joaquín Irigoyen y Miguel Ángel Pascual (1776).
El año 1780 entra maíz por primera vez en el diezmo. En  1780 se usa la palabra ilarza para designar el conjunto de lino y cáñamo. La medida del lino y cáñamo se hace en gavillas de veinte manojos. 200 veinte significa 200 gavillas de veinte manojos. Ezcandia (escandia o espelta) era una variedad de trigo que  se  daba como pienso a las caballerías.
Ese año entraron en el órreo de la iglesia: trigo, 2.760 robos; cebada, 1.284 robos; centeno, 146 robos; avena, 224 robos; ezcandia, 30 robos; habas, 30 robos; alubias, 4 robos; arbejas, 8 robos; sal, 50 robos; ilarzas; 200 veinte (de cáñamo y lino).
En 1787 el Prior de Imas reseña como ingresados en el órreo de Mende la Vieja: trigo, 251 robos; centeno, 40 robos; cebada, 126 robos; habas, 25 robos; arvejas, 2 robos; lino, 35 veinte (35 gavillas de veinte manojos); cáñamo, 15 veinte. Y el Prior de Legarda indica en 1786: trigo, 220 robos; cebada, 60 robos. Y en 1787: trigo, 205 robos; cebada, 120 robos; habas, 17 robos. Además de habas, en el año 1797 entró en el órreo de la iglesia un cuartal de garbanzos; repartieron un almud para el Obispo y almud y medio para el abad de Irache; el resto se lo quedó el Mayordomo, por impartible.
Además del aporte al Monasterio de Irache, en 1782 hay datos precisos sobre otro impuesto: al repartir el diezmo, se apartaron 8 robos y 10 almudes de trigo para el arcediano de Santa Gema.

El  impuesto eclesiástico de los diezmos y primicias perdió vigencia en Navarra al  promulgarse  la Ley  Paccionada o Pacto-ley, de  16 de agosto de 1841. Por esto, presumiblemente, el Libro de Tazmías termina  con  la  relación  de ese año. La Ley  Paccionada disponía en su artículo 26:  "La dotación del culto y clero en Navarra se arreglará a la ley general y a las instrucciones que el Gobierno expida para su ejecución". En España, el diezmo como obligación legal-civil se suprimió por  la Ley de 29 de Julio de 1837.