SITUACIÓN GEOGRÁFICA
Mendavia es una villa perteneciente al
Partido Judicial de Estella. Su término municipal se sitúa en la depresión del
Ebro y en la comarca navarra de la Ribera Estellesa. Dista de Pamplona, la
capital, 78 km. Posee una superficie de
78 km2. Aproximadamente se distribuyen en 2 km2 urbanos; 36,5 de secano;
25,5 de regadío y 14 forestales. 26 km2 son comunales y el resto de
propiedad particular.
Limita al Norte con Lazagurría y Los
Arcos, al Este con Sesma, al Sur con Alcanadre y Arrúbal (Rioja) y al Oeste con
Agoncillo (Rioja), Viana y Bargota.
Las
coordenadas de posición más extremas, indicadas en el plano catastral, son:
Latitud norte: 42º 29’ 55” (La Planilla); Latitud sur (La Sarda):
42º 24’ 44” S. Longitud este (El Rincón): 2º 07’ 00”; Longitud oeste (La
Carretera – Lomba Baja): 2º 17’ 14”
El término es llano al suroeste y algo
accidentado al noreste. La accidentabilidad se corresponde con terrenos
yesíferos del terciario (yesos y arcillas de la formación de Lerín, con niveles
finos de calizas y areniscas, del oligoceno-mioceno), plegados y modelados en
crestas y escarpes que culminan a 522 metros en Plana Hermosa (La Planilla), al
norte, y a 472 metros en Los Peñascos,
al este. El noreste da paso a pequeños valles que limitan con terrenos
municipales de Sesma. El río Linares-Odrón y, a su lado, la carretera hacia
Lazagurría (NA-6310), se abren paso entre los escarpes generando algunas
estribaciones de menor superficie y altura al oeste, en la zona conocida como
“los pinos de la Maruja”.
La llanura se corresponde con diversas
terrazas fluviales del Ebro, cuyos depósitos se asocian al cuaternario. Los
estudios indican la existencia en la región del gran lago del Ebro, que se
prolongaba en la era terciaria hasta las Bardenas y Tudela, dando origen
posterirmente al valle del Ebro. La llanura formada en Mendavia ocupa un 50%
del suelo municipal. El río hace aquí de frontera con la Rioja y discurre entre
340 y 330 m de altitud sobre el nivel del mar. La altitud predominante de la
zona urbana es de 344 metros.
Una terraza alta, entre 10 y 20 metros
sobre el nivel del río, se compone de cantos, cuarzos, calcitas y areniscas.
Otra terraza inferior, entre 10 y 5 metros sobre el río, incluye además gravas, arcilla y limo. La llanura de
inundación del río, con los mismos componentes
que la anterior terraza, incluye depósitos de pequeños arroyos y
afluentes, principalmente del Linares-Odrón.
La división entre las terrazas
principales, superior e inferior, está surcada por la carretera
Logroño-Mendavia-Lodosa (NA-134).
CLIMA, MEDIO AMBIENTE, FLORA Y FAUNA
El clima en Mendavia es de tipo
mediterráneo-continental-templado: inviernos fríos, veranos calurosos y secos,
lluvias escasas y aleatorias, cierzo frecuente e intenso. Éstos son algunos de
los valores meteorológicos medios anuales más representativos: 12°-14° C de
temperatura, 400-550 mm de precipitaciones, caídas en 50-80 días, y 700-725 mm
de evapotranspiración potencial.
Al sur del casco de Mendavia hay un soto
fresco y húmedo con abundantes chopos, y
más escasos álamos, sauces, olmos (ulmus
campestris) y fresnos. Las setas choperas son un tesoro que quien lo
descubre lo guarda para sí y los suyos. Su secreto sólo se evoca en historias después
de haberlo degustado. La construcción de los canales de Mendavia y Río Nuevo ha
favorecido la consolidación de un extenso regadío.
Cultivos típicos de regadío, alterados a
ritmo de la demanda de los mercados y de la planificación de las subvenciones,
sobre todo en tiempos más recientes, han sido: la remolacha, el maíz, la
patata, el espárrago, la menta, el pimiento, el tomate, el pepino, el
melocotón, la manzana, la pera, el girasol, la viña, el olivo, el arañón, entre
una gran variedad de hortalizas y frutales. Los pequeños huertos incluyen más diversidad
aún, pero en menores cantidades. Ahí están representados, junto a algún frutal:
zanahorias, ajos, cebollas, puerros, cardos, alcachofas, borrajas, lechugas,
calabazas, calabacines, fresas, judías de diversas variedades, melones,
sandías, y pare de contar.
Al norte se extiende la zona de secano,
sobre terrazas elevadas antiguas, caracterizada por su tendencia estépica, suelo de yesos, y abundancia de tomillos (thymus vulgaris) y romeros (rosmarinus officinalis). Deben
mencionarse además las aliagas (“aulagas”, genista
herba-alba), el espliego, el esparto (lygeum
sparturn) y el chaparral de encino, éste principalmente en los Altos de
Imas. Los montes del secano dan pinos, hayas, robles, carrascos y otros muchos
arbustos.
Cultivos de secano son la vid y los
cereales, trigo y cebada, principalmente. Y como plantaciones esporádicas que
adornan los montes están los olivos, las higueras, almendros, melocotoneros,
membrillos y ciruelos, entre otros.
Entre “las malas hierbas” abundan la
gambre, las monas y siemprevivas, las amapolas, la “avena mala”, y muchas más. Junto
a los río y brazales, muchas zarzamoras y juncos o aneas.
En los lindes y rastrojos del secano
pastan las escasas ovejas rasas que
van quedando como ganado de la zona.
La caza del pueblo ha disminuido en los
últimos tiempos, quedando representada en conejos, liebres, perdices y
codornices, y algún pato en invierno. Otros mamíferos no domesticados se ven
con alguna frecuencia, principalmente zorros y jabalíes. Las cigueñas han hecho
su reaparición después de años de casi extinción. Con el cambio climático,
algunas de ellas han hecho de Mendavia su morada casi permanente. Otras
variedades de pajarillos que antes se cazaban, ahora andan escasos,
principalmente las malvices. Las águilas, abubillas y calandrias, lechuzas y
mochuelos están contados. La pesca se caracteriza por barbos, madrillas (parachondrostoma miegii) y carpas (cyprinus carpio). Anguilas y truchas se
veían abundantes a principios del siglos XX, según reflejan las noticias de la
prensa, pero hoy están totalmente desaparecidas. Los cangrejos típicos del Ebro
(austropotamobius pallipes) desaparecieron
con la contaminación al implantarse una nueva variedad americana, menos gustosa
al paladar. En todo caso, se trata ahora de variedades protegidas. Las ranas (rana esculenta) antiguamente se pescaban
en las balsas del secano y en los canales de regadío. Ahora son especies en
peligro que se deben cuidar. Los sirulos (silurus
glanis) implantados en el Ebro han sido un factor de desequilibrio en las
especies piscícolas.
Los caracoles pueblan el municipio. Con
una gotas de lluvia se ven aparecer en abundancia. El arte de comerlos bien
guisados es arte mendaviés. Los más vistos son el caracol común (helix
aspersa); la cabrilla (“hembra”, otala punctata); el caracol rayado (“judía”, cepaea
nemoralis) y la caracola (pseudotachea
splendida).
Queda para la historia el tiempo en que
se comían los topos, bajo sus dos especies: el topo común o europeo (talpa europaeus) y el topo ibérico (talpa occidentalis). Había perrillos y
labradores famosos por su habilidad para atraparlos. Su caza era un modo de
cuidar los canales de riego y, de paso, paliaban el hambre del pobre. También
podían atraparse algunos “gardachos rabones” (lagarto ocelado, lacerta lepida).
El Juncar y La Helera o “Hilera” son
terrenos húmedos y salobres donde el ganado bovino fue (en el caso de El Juncar)
y aún es (en La Hilera) llevado a pastar. Algunos montes al norte se
caracterizan por los pinos de repoblación (pino carrasco, típico de la
depresión del Ebro).
El Ebro es el eje del sistema de drenaje
municipal. Su trazado sinuoso discurre de Oeste a Sureste. Entre una red
nutrida de barrancos que descargan en él, destaca el río Mayor, que es el
nombre que a su paso por Mendavia recibe el Linares-Odrón. Originado en la
vertiente sur de la sierra de Codés, el Odrón corre por el valle de la Berrueza,
recibiendo muchos pequeños afluentes; sigue por Los Arcos; pasando Muez se
divide en dos brazos, que dejan en medio a Sansol y El Busto, y se vuelven a unir a su paso por Lazagurría;
ahí se incorporan los afluentes Linares y San Pedro, que corren desde los
montes de Codés de oeste a este, con inclinación al sur; el Linares-Odrón atraviesa Mendavia de norte
a sureste alimentándose de pequeños barrancos, y se introduce en el Ebro,
dejando a su izquierda el Santuario Nuestra Señora de Legarda.
Como barrancos que alimentan el Ebro
pueden mencionarse, entre muchos, los siguientes: Barranco de las Cruces, Barranco de la
Hoyuela, Barranco de las Vacas, Barranco de Varichichi, Barranco Salado y
Barranco de la Liebre, que llevan sus aguas directamente sobre el Ebro o sobre
algunas acequias del Canal del Río Nuevo.
Los Barrancos de la Abejera y de Valdecuco, al norte; del Juncal, Las
Sendas, Barranco Largo y Cañasalada, al noreste; vierten sus aguas sobre el
Linares-Odrón o río Mayor.
El Río Mayor, poco antes de su entrada
en el casco municipal, se desvía en varios canales, de los cuales el del sur alimentó
un molino harinero (río Molinar) y el del norte (Río Cascajo) permite el riego
de algunos pequeños terrenos hortícolas. Al paso del pueblo el brazo
central se recoge en un canal de cemento. Un puente de construcción reciente (rehechura
de varios otros construidos desde antiguo) permite el paso sobre él de la
carretera vía Lodosa.
Las gravas constituyen el mineral más
abundante del municipio, junto a los yesos. Arcillas, arenas y sal común son
recursos que pueden ser utilizados en el futuro.